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Discapacidad no las limita

SUFREN ALGUNA DISCAPACIDAD Y RECONOCEN ESCENARIO ADVERSO

Discriminación. Fernanda Ruiz Aguilar habla sin tapujos sobre su día a día, la discriminación, la cultura, los antros de moda, del amor y lo que significa llevar una vida 'normal'.

Discriminación. Fernanda Ruiz Aguilar habla sin tapujos sobre su día a día, la discriminación, la cultura, los antros de moda, del amor y lo que significa llevar una vida 'normal'.

AGENCIAS

Con la jovialidad que caracteriza a una mujer a los 26 años de edad, Fernanda Ruiz Aguilar habla sin tapujos sobre su día a día, la discriminación, la cultura, los antros de moda, del amor y lo que significa llevar una vida "normal".

¿Su discapacidad?, la deja de lado, pues desde que nació aprendió a salir adelante sin importarle las muestras de discriminación y las supuestas limitantes, como las llama.

Como todo fronterizo, Fernanda cruza hacia Estados Unidos de vez en cuando, donde, muy a su pesar, todo es diferente, dice. Hay infraestructura para discapacitados, la cultura estadounidense en torno a la discriminación es diferente y la ven como una persona "normal". Al regresar se da cuenta que en Juárez y en gran parte del país hace falta trabajar para erradicar la discriminación.

El tema de la discriminación la ha rondado toda la vida; la vence, se va, pero regresa. Al igual que su silla de ruedas, la tendrá por siempre; a pesar de sus esfuerzos, no ha logrado cambiar la mentalidad de gran parte de la ciudadanía, que aún la ve con ojos de extrañeza.

"Duele el darse cuenta que la gente de aquel lado es diferente a la de nuestro país, nos separa sólo un puente, pero aquí la gente es muy extraña, les hace falta cultura, educación y aprender que nosotros somos iguales que ellos, sólo que con diferente 'envoltura'".

"Sólo algunas ciudades se salvan. Por ejemplo, me sorprendió en el DF que en pleno Reforma las personas detienen sus autos para ayudarme si ven que estoy batallando para subir al camellón, eso me gustó mucho, ya que desconocidos te ayudan. Allá tienen otra cultura, pero, en otros lados ven que no puedes subir una banqueta y nadie es para darte la mano, eso sí es muy triste", detalla la mujer, quien asegura que con tantas actividades no ha tenido tiempo para el amor, sin embargo, el cariño de sus amigos y familiares es más que suficiente, explica.

 VENCIENDO BARRERAS

"Ferny", como la llaman sus amigos, tiene discapacidad motriz a raíz de una altrogriposis que le detectaron al nacer y que es la falta de fuerza en determinados músculos, lo que a la postre le desencadenó espongiosis, una desviación en la columna, por lo que su posibilidad de moverse es en silla de ruedas. Su discapacidad no fue impedimento para estudiar en planteles de gobierno, pese a que ninguno tenía aditamentos para personas con capacidades diferentes y esto la convirtió en una mujer fuerte.

Hace más de tres años se graduó de la Universidad de El Paso, Texas especializándose en las carreras de psicología y estudios de la comunicación."Mi familia siempre me apoyó y me impulsó para seguir adelante en los momentos que yo veía complicados, creo que eso es la base del éxito, un núcleo familiar unido, pues al final de cuentas te respaldan y siempre están contigo, me enseñaron que debía ser fuerte y no sentirme mal por el resto de los niños", explica la mujer que en el 2011 fue galardonada con la presea Fray García de San Francisco, máximo reconocimiento que otorga el ayuntamiento de Ciudad Juárez a un civil por su labor altruista.

Consciente de lo complicado que es para los discapacitados sobrevivir en este país, Ferny fundó la Asociación Civil Carità -caridad en italiano- que desde hace más de cinco años se ha dedicado a apoyar a otras organizaciones que patrocinan a niños con capacidades diferentes.

 ES FUNCIONARIA ESTATAL

Recién graduada de la Universidad de El Paso, Texas (2010), fue seleccionada para coordinar uno de los departamentos más sensibles del Gobierno del Estado: las oficinas de Discapacidad y Prevención a la Discriminación, recinto del cual a decir de los empleados es la primera en llegar y la última en apagar la luz.

Trabajando de la mano con autoridades estatales, la joven ha impulsado y logrado grandes cosas. Cada año festeja a niños con capacidades diferentes a través del programa "Niños Guerreros", gracias a esto los menores obtienen becas estudiantiles, apoyos para medicamento, además de que se les da la oportunidad a los de bajos recursos de hacer actividades que lamentablemente por su condición económica sería complicado de cumplir.

 SARAHí BUSCA VENCER RECHAZO A DISCAPACIDAD INTELECTUAL

Sarahí Chávez tardó más de 18 años en aprender a ser feliz. Por su discapacidad mental, desde pequeña fue víctima de discriminación y burlas; "la postraron, pero no la acabaron", comenta la madre de la joven.

Añade que con Sarahí, su familia ha padecido la discriminación, "quizá ésta sea por toda la vida, pero ahora ya no nos duele, porque también hemos encontrado gente que nos ha tendido la mano y ahora entendemos que no le debemos nada a nadie, también tenemos el derecho a ser felices".

Ahora, con 19 años de edad, una sonrisa delata a Sarahí. Está feliz, a gusto, se siente importante; encontró una oportunidad para desarrollarse, aprender y ser aceptada.

Es joven, tiene mucho por vivir, pero no tiene las mismas oportunidades que los muchachos de su edad.

Junto a su familia ha debido enfrentar el hecho de no poder seguir con sus estudios y de no ser aceptada como trabajadora en cualquier empresa.

Tiene todas las ganas de demostrar que sí puede hacer las cosas, pero se topa con una realidad: No existe la cultura de aceptar o trabajar con personas con un coeficiente intelectual menor a 75 puntos.

Parece que a la joven no le preocupa el rechazo de la sociedad, del cual ha sido víctima, porque sonríe con facilidad y a todos extiende su mano, dice claramente su nombre y se muestra amable.

Desde hace unos meses a Sarahí la vida le sonrió al ser aceptada en el programa de integración de personas con Síndrome de Down y discapacidad intelectual, "Manos a la Vida" del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Sonora, que a su vez puso en marcha un proyecto que busca preparar a los jóvenes con ese tipo de padecimientos con el objeto de que puedan aspirar a un mejor nivel de vida. Se trata del café "Buena Vibra", ubicado en la tradicional colonia Villa de Seris de esta capital.

El lugar es atendido por Sarahí y otros 14 jóvenes como ella, con muchas ganas de hacer las cosas a pesar de su discapacidad intelectual o el Síndrome de Down.

 TODA UNA COCINERA

Sarahí trabaja en la cocina de "Buena Vibra"; tiene a su cargo una estufa industrial que maneja con destreza. El establecimiento lleva casi dos semanas abierto al público, pero los trabajadores empezaron a ser capacitados desde hace aproximadamente un año.

Siempre bajo la atenta mirada de los coordinadores, los muchachos se encargan de preparar los diferentes productos y de atender a los clientes.

Café preparado de diferentes maneras, así como ensaladas, paninis y yogurt con frutas son las especialidades.

En la cocina hay riesgos, como en todos los restaurantes y viviendas. Se manejan diversos utensilios, pero nunca falta la supervisión de expertos. Además, el centro cuenta con un área de enfermería atendida por un paramédico, la cual, hasta el momento, no ha tenido que ser utilizada.

Guadalupe Molina Siller, coordinadora del programa "Manos a la Vida" explica que este proyecto nació por la necesidad que existe en Sonora de capacitar a jóvenes con discapacidad intelectual, con la finalidad de que puedan ser integrados a la sociedad.

Señala que este segmento poblacional, al cumplir 18 años y en adelante, no tiene mayores oportunidades de desarrollo, toda vez que cuando son niños son recibidos en los Centros de Atención Múltiple; sin embargo, llega el momento en el que no pueden seguir en esos planteles.

Informa que en los diferentes talleres ocupacionales que ofrece "Manos a la Vida", cuentan con 37 jóvenes a quienes los capacitan en diferentes tareas y labores.

"Tenemos talleres en los que les enseñamos labores domésticas o que les permitan encontrar un trabajo, por ejemplo los capacitamos en el área de jardinería, y ahora, lo más nuevo todo lo relacionado a la cocina con el café Buena Vibra", explica.

"Existe la necesidad de que continúen con su preparación académica, porque se les olvida, y ese es otro aspecto que aquí abordamos con estos jóvenes", refiere.

Define el proyecto como un esquema completo que busca integrar a las personas con discapacidad intelectual a la sociedad, y que "ahí puedan permanecer".

El día a día. Fernanda reconoce que no es fácil enfrentarse al mundo.
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Felicidad.  Sarahí Chávez tardó más de 18 años en aprender a ser feliz.
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Escrito en: Discapacitados

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