EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

El inminente cambio educativo

ROLANDO CRUZ GARCÍA

"La única constante en este mundo es el cambio"

Nos encontramos ante una innegable realidad: el cambio educativo, que enfrentamos en todos los niveles educativos y que se manifiesta en todas las reformas de las que somos testigos, por ejemplo, los nuevos modelos educativos planteados ahora en la mayoría de los subsistemas educativos del país, las nuevas formas de evaluarlos, los nuevos enfoques educativos, etc.

Y es que México comparte con la Unesco y con la mayoría de los países que se encuentran en las mismas dinámicas, la necesidad de estimular una educación verdaderamente integral, en la medida en que el estudiante aprenda de manera más completa: que aprenda a aprender, a conocer, a hacer, a vivir con los otros y que todo ello se refleje en su personalidad (J. Delors 1996).

Que el alumno adquiera el conocimiento a partir de sí mismo, que el maestro sea un guía o acompañante del proceso de aprendizaje, que se lleve al estudiante a ser independiente en la gestión del conocimiento, que sea responsable, libre, crítico, creativo y capaz de vivir en sociedad, es ahora la premisa del cambio educativo.

Este cambio pretende que el alumno se desarrolle de forma integral, promoviendo características en una educación que, basada en la persona, contemple como mínimo promover el autoaprendizaje y la capacidad de investigación, buscando un aprendiz activo en la generación de su conocimiento. Buscando además saberes que se puedan adquirir de diversas maneras: educación abierta o a distancia, uso de nuevas tecnologías de la información y comunicación, además de cambios importantes en el contexto escolar.

En estos cambios, el trabajo docente deja de ser la transmisión de información (ni siquiera de conocimientos) y se convierte en un ejercicio constante de problematización, para situar al aprendiz en contexto y que se puedan estimular procesos de solución creativa. Se ha convertido ahora en una búsqueda incesante del desarrollo total de la personalidad del estudiante, pero con respeto a su autonomía.

Dentro del planteamiento pedagógico que anima los mencionados cambios y la implementación de los nuevos modelos educativos, es imprescindible el desarrollo de la lengua oral y escrita como instrumento esencial en el aprendizaje; pareciera que esta dimensión está superada, pero lamentablemente constatamos que los estudiantes no saben leer, no saben expresarse y mucho menos escribir correctamente.

Aquí es donde cobra relevancia promover y operativizar estrategias de aprendizaje apoyadas en la lectura y la escritura que permita desarrollar las habilidades lingüísticas necesarias en el estudiante, para que pueda enfrentarse con suficiente competencia en una sociedad cada vez más letrada; afrontar las distintas áreas curriculares y disciplinarias impartidas en las escuelas evidencian la necesidad de aprender a comprender y escribir lo que se aprende.

De todo lo anterior se deriva que los principios educativos que fundamentan el cambio sean: la formación integral y flexible, la tolerancia y la pluralidad, la calidad y pertinencia, la identidad, el diálogo, la equidad, la libertad y la responsabilidad, la solidaridad y los valores éticos, entre otros no menos importantes.

El sujeto que aprende y el desarrollo de su personalidad, son el centro del proceso formativo, en el que deberá buscarse la unidad entre lo afectivo y lo cognitivo, entre las habilidades y los procedimientos y entre los valores y las actitudes esenciales para el desarrollo personal y profesional.

La formación es un proceso social amplio, en el que el sujeto se apropia de su cultura, satisface sus necesidades individuales e integra sus conocimientos, habilidades, actitudes y capacidades de forma consciente, intencionada.

Bajo estas perspectivas, en el cambio se declara el ideal de persona a formar: "el ser humano es esencialmente educable, necesitado de otro semejante que le ayude a redescubrirse en el misterio insondable de lo que es para él mismo; se le educa para perpetuar, como se hace con el arte y la belleza. Una persona inteligente, sensible, autónoma, socialmente solidaria y con un grado adecuado de desarrollo humano". Podemos apreciar que la meta es magnifica.

El cambio educativo al que hacemos mención, conlleva dimensiones formativas que incluyen al menos tres aspectos que buscan influir en el aprendizaje: la necesidad de conocimientos o contenidos intelectuales (aprender a conocer y desaprender), la importancia de tener capacidades, competencias o habilidades (aprender a hacer y emprender), contar con actitudes frente al trabajo, la profesión y la vida orientada a los valores primordiales del ser humano (aprender a vivir juntos, estar, amar, en una palabra, aprender a ser).

Los anteriores aspectos vinculados al desempeño, a procedimientos, a una capacidad intelectiva y a la obtención de competencias para la vida.

Finalmente podemos asegurar que el aprendizaje de los estudiantes no supone un desarrollo aislado de sus facultades intelectuales, sino que incide en toda la estructura de su persona: lo cognitivo, lo social, lo afectivo y lo ético. De aquí el enorme reto que tenemos todos: o cambiamos armónicamente o el destino nos rebasará inevitablemente.

Agradezco sus comentarios a: [email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 901232

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx