La edad no le pesa a doña Rosita. A sus 72 años, se mantiene en su negocio de gorditas donde atiende con una sonrisa a sus clientes.
"No estoy cansada", dice la mujer, que tiene 34 años dedicándose a la venta de gorditas.
Su puesto está justo a la salida de las oficinas del Simas Torreón.
"Entramos yo y el agua igual", dice, pues se colocó en este punto al día siguiente de que abrieran estas oficinas: "era la necesidad de trabajar, de vender mis gorditas".
Rosa Chacón no sabe leer ni sabe escribir, pero aprendió a hacer las cuentas y eso nunca le ha impedido salir adelante.
Antes de poner su negocio, era ama de casa, pero dependía de su marido y dedicaba su tiempo al cuidado de sus hijos, sin embargo, al morir su esposo, tuvo que buscar alguna manera de ganarse la vida y, al no tener educación, pero sí muchas ganas de trabajar, comenzó con la venta de gorditas.
"Sabía cocinar y tenía que darle un buen sazón, ¿si no cómo voy a vender?", comenta, "mi mamá murió, pero yo sola fui aprendiendo (a cocinar) y le he seguido, pues como no tengo quien me mantenga tengo que trabajar".
La señora Rosa ni siquiera lo pensó cuando se puso afuera del Simas. Sólo lo hizo y esperó no tener problemas.
"Nunca hice comentarios, yo me puse y en nombre sea de Dios", dice.
Y mientras las administraciones municipales van y vienen, doña Rosa sigue afuera.
"Entró el PAN, el PRI, yo sigo aquí al pie del cañón, hasta que Dios diga me voy", indica.
Ha sido tan constante su presencia en este punto que le ha tocado ver que los niños que antes venían acompañados de sus papás hoy son adultos que traen a sus propios hijos.
"Vienen como licenciados, cuando yo los conocí chiquitos, yo estoy muy orgullosa porque además saco que comer de aquí", dice.
Rosa ya no mantiene a nadie, pues sus hijos son adultos ahora, pero tampoco quiere depender de nadie, por lo que prefiere continuar con su negocio, que según confiesa, es su adoración y no se siente cansada.
"La gente aquí ya me quiere mucho, me dicen mija, doña Rosita, son muy buenas toda mi gente, toda la gente que viene", comenta la mujer, que diariamente guisa asado, chicharrón, rajas, picadillo, etc.
Todos los días, Rosa lleva su carrito a su casa y cada mañana muy temprano regresa al Simas. Para ella no es importante cuántas gordas vende al día, no las cuenta, a veces la venta es buena, a veces no.
"Aquí encontré mi felicidad", dice.
Con mucho sazón
Doña Rosa Chacón cuenta con 72 años de vida:
⇒ Y desde los 38 años ofrece gorditas todas las mañanas afuera de las oficinas del Simas, ubicadas en el bulevar Independencia.
⇒ Cuando recién abrieron las puertas del edificio ella inició con la venta de alimentos.
⇒ Muchos de sus clientes antes acudían acompañados de sus padres a realizar los pagos, tras el paso de los años, ahora acuden con sus propios hijos.
Gorditas. Doña Rosita tiene 34 años con su negocio afuera de las oficinas del Simas Torreón.
