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Mascoterapia, una opción para rehabilitar a niños violentados

Los beneficios del servicio de los perros son múltiples. Los familiares de una persona con autismo afirman que hay mejoras en su comportamiento, mientras que casas hogar agradecen los animales que calman el ánimo de los internos. ARCHIVO

Los beneficios del servicio de los perros son múltiples. Los familiares de una persona con autismo afirman que hay mejoras en su comportamiento, mientras que casas hogar agradecen los animales que calman el ánimo de los internos. ARCHIVO

EL UNIVERSAL

Con entrega incondicional, unos 18 perros del grupo Mascoterapia trabajan con niños huérfanos y violentados, así como personas con diversos tipos de discapacidad para darles seguridad emocional y física.

Desde personas con enfermedades mentales, hasta quienes padecen una discapacidad física, reciben cada semana el apoyo del grupo de perros entrenados por Emilia Ibarra y sus colegas, quienes de manera gratuita ofrecen terapia canina.

Los beneficios del servicio de los perros son múltiples. Los familiares de una persona con autismo afirman que hay mejoras en su comportamiento, mientras que casas hogar agradecen los animales que calman el ánimo de los internos.

La entrenadora de perros Emilia Ibarra se involucró hace 17 años con la terapia asistida con perros, luego de formar a perros de búsqueda y rescate con diversas instituciones, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Su perra Yuma, una golden retriever, estaba entrenada para búsqueda y rescate, pero al llegar al estado los padres de Rosy, su primera alumna, le pidieron ayudarlos con terapia asistida para enfrentar el autismo de la niña.

"Empecé a estudiar, a involucrarme y ahora somos una asociación civil. Aprendí todo lo natural que tiene el perro, el amor incondicional, él no juzga, no condena, no pone condiciones, da su amor", expresa.

Yuma murió hace 11 años, a los nueve años de edad, víctima de cáncer en los huesos, justo un año después de ganar la medalla de perro héroe en Washington por su apoyo en la terapia y el rescate de personas en bordos.

"Ahora Rosy es una mujer que puede hacer comandos, se integra a la vida de su familia y yo me involucré con la ayuda, la terapia canina fue complementaria, porque no sustituye, complementa", explica.

Por lo general, Mascoterapia trabaja en grupo. En un espacio en el parque Querétaro 2000 los niños aprenden de los perros el respeto a sí mismos y a los demás, el trabajo en equipo y, sobre todo, a ser aceptados.

"Aprenden los colores, a trabajar juntos, muchos tienen discapacidades y aprenden el respeto a los seres vivos. Muchas veces tratamos al perro como si fuera un juguete, pero es un ser vivo, que siente y merece respeto", agrega.

Emilia afirma que los perros son aliados fundamentales para enfrentar los casos de niños maltratados o violentados y de las personas con discapacidad, además que permiten modificar conductas negativas.

Asegura que los perros cambian la vida en albergues donde hay personas con enfermedades mentales o con discapacidad, porque si bien "no hay un perro milagroso, el perro no ve feo, no les teme, no los rechaza y los hace sentir a gusto".

Con ese amor incondicional, sostiene, no hay discapacidad que no se pueda atender con un perro, porque no le importa la condición en la que estés.

Sin embargo, no cualquier perro puede servir para terapia o acompañamiento, debe tener un temperamento equilibrado y pasar diversas pruebas que se realizan en la organización para seleccionarlos.

Se necesitan canes que disfruten de estar con la gente y que tengan alta tolerancia al dolor, "porque si una persona se cae encima de mi perro y mi perro la muerde, no es un buen perro de terapia".

"Los niños con síndrome de Down son efusivos, si el niño lo aprieta y lo aprieta y el perro no tiene estas características, puede llegar a morder, porque no tiene tolerancia al dolor”, añade.

El tipo de perros no importa. Desde los llamados perros únicos o criollos que son resultado de diversas cruzas, hasta las razas más cotizadas pueden convertirse en animales de terapia con el entrenamiento adecuado.

No sólo los perros grandes, sino también los pequeños integran al equipo. "Tuvimos un pequinés, que la gente considera odioso, que era un amor hasta que se quedó ciego y dejó de trabajar. Tenemos varios animales geriátricos", dijo.

Mascoterapia también forma perros de acompañamiento, que no pueden trabajar como guías o asistir ante alguna discapacidad, pero sí pueden acompañar a las personas con discapacidad.

Estos últimos perros hacen que la gente no se sienta sola. Ante la falta de integración social de las personas con discapacidad, los perros son su compañía en todo momento y aprenden a jugar con ellos.

Algunos perros de Mascoterapia ya son muy viejos "en edad de jubilarse, pero trabajan con gusto, aman trabajar, ven su chaleco y casi se lo ponen, si los sacamos de trabajar se morirían".

"Me ha tocado gente que dice: pobres, los tienen trabajando, pero el perro ama su trabajo, por el placer de trabajar con las personas con discapacidad. Cualquier perro debe amar lo que hace y nosotros los debemos respetar", enfatizó.

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