'Tengo que ganarle la pasada al camión'

Lo que para otros es basura, para José Ángel López es la forma de mantener a su familia.

Don José tiene 65 años, es originario de Torreón y trabaja como recolector desde hace cinco. Diariamente se levanta a las 3 de la mañana y recorre desde la clínica 16 del IMSS al oriente, hasta que pasan las 3 de la tarde.

El señor coloca la basura en bolsas que él mismo lleva, y de ahí va separando los materiales, que pone en la caja de su motocicleta. Pasa más de 12 horas trabajando y sin comer, hasta que llega a su casa.

"No hay tiempo, tengo que ganarle la pasada al camión, si pasa el camión ya no alcancé nada", dice el hombre, que hoy es bisabuelo de 3 niños y abuelo de 17.

En su juventud, José trabajó en diversas taquerías y finalmente puso un negocio de tacos al pastor, pero lo perdió por lo que considera fueron malas jugadas y engaños por parte de la administración municipal anterior.

"Sé hacer los mejores tacos al pastor que se pueda imaginar", comenta el señor.

Al perder su taquería, José Ángel buscó trabajo, pero su edad era un problema, pues en ningún lugar le contrataban y donde sí, no le ofrecían prestaciones y los sueldos no llegaban ni a los 500 pesos por semana.

Se decidió por la recolección de materiales en la basura, y se ha mantenido así desde entonces. En días buenos, puede obtener hasta 300 pesos, pero en los malos no son ni siquiera 150. El material mejor pagado es el cobre, a 82 pesos el kilo.

"Yo sé trabajar, yo soy muy trabajador, pero los sueldos que están son muy raquíticos, no alcanza uno ni para pagar el agua, la luz", dice.

La diabetes tampoco le ayuda, a veces teme desmayarse en pleno camino, pues hace mucho esfuerzo en la recolección y la mayor parte de la jornada es bajo el Sol.

Recuerda que, cuando comenzó, en sus buenos días lograba obtener hasta 400 pesos, pero poco a poco los precios de los materiales fueron cayendo y ahora se obtiene la mitad.

Lo más valioso que ha encontrado en la basura han sido billetes de lotería con premios pequeños, de 200 y 300 pesos.

"Yo tengo que estar activo, no me puedo estar quieto, no me funciona mi cuerpo, se va para atrás", comenta. Don José cumple todos los días con su labor de recolección para tener los recursos necesarios para mantener a su esposa, que es la única que depende de él actualmente, pues sus hijos ya son mayores, sin embargo, no es algo que disfrute, por lo que no pierde la esperanza de encontrar un empleo estable.

"Esto lo hago por necesidad, la verdad es que no me gusta, he ido a buscar trabajo y no encuentro, así me duela todo ahorita, lo que yo quiero es trabajar", concluye José Ángel.