Intervención temprana, 'motor vital' para niños

En México, la Secretaría de Salud (Ssa) reconoce que el bienestar, el desarrollo armónico y la calidad de vida de las niñas y los niños depende en gran medida de lo que sus padres y otros miembros de la comunidad están haciendo o podrían hacer por ellos, específicamente entre los cero y los dos años de edad; es decir, de la estimulación que reciban durante ese período por personas especialistas, más allá de los estímulos que pudieran recibir en casa.

"Este es un período clave para el mejor desenvolvimiento de sus potencialidades desde la niñez, y también una etapa en la que pueden identificarse factores de riesgo para su desarrollo y detectar oportunamente alteraciones o retraso en los niños y niñas, para referirlos a una consulta especializada si fuera necesario", refiere el documento Estimulación temprana, lineamientos técnicos, de la Ssa.

"De ahí la importancia de la atención temprana, entendida como el conjunto de acciones que tienden a proporcionar al niño, con o sin discapacidad, las experiencias que necesita para desarrollar al máximo sus potencialidades de desarrollo desde la niñez", explica.

Se trata de un conjunto de acciones que tienden a proporcionar al niño las experiencias que necesita para desarrollar al máximo sus potencialidades en la coordinación motora, empezando por el fortalecimiento de los miembros del cuerpo y luego con la madurez del tono muscular, lo que favorece la movilidad y flexibilidad de los músculos, al mismo tiempo que ayudará a desarrollar una mejor capacidad respiratoria, digestiva y circulatoria del cuerpo.

Otro de los beneficios que se obtienen con la estimulación temprana (ET), es el desarrollo y la fortaleza de los cinco sentidos y la percepción.

Favorece también al desarrollo de las funciones mentales superiores, es decir, memoria, imaginación y atención, así como al lenguaje. A nivel adaptativo, genera en el niño confianza, seguridad y autonomía.

Sin embargo, para los expertos entrevistados para PCD, en nuestro país también hay factores de riesgo para el desarrollo, pues el niño sano puede ser afectado por la pobreza, el rezago cultural y educativo, así como la incertidumbre de la madre hacia la crianza, favoreciendo enfermedades, desnutrición y, por lo tanto, retraso en el desarrollo.

"Períodos críticos" es el término utilizado para aquella etapa de gran vulnerabilidad cerebral: los dos primeros años de vida. En ese lapso pueden surgir alteraciones funcionales irreversibles.

Por esta razón se considera importante incluir en las consultas del niño sano de cero a dos años de edad, una evaluación del desarrollo sicomotor grueso, fino, social y de lenguaje, para así poder detectar cualquier alteración o problema y prevenir oportunamente aplicando técnicas de ET.

Al respecto, Proyecto Dei de México, fundado hace 25 años, lleva la ET a zonas indígenas, rurales y marginadas del país, a través del proyecto Dei Comunitario desde 1996.

"Hemos hecho una alianza con el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) para capacitar a comunidades rurales con el método de estimulación integral oportuna en la sierra de Guerrero, Oaxaca, Puebla e Hidalgo. Entre 1996 y 1999, fueron atendidos seis niños, desde el embarazo hasta los seis años, y a la fecha ya son más de 9 mil niños", refiere Ana Serrano, directora y fundadora de esta institución.

"Los hallazgos de la neurociencia señalan que los primeros años de vida -desde el embarazo- determinan la capacidad cognitiva y afectiva de los individuos. Hemos estudiado también que una manera de prevenir la violencia en el país es a través del fomento de los vínculos en la primera infancia y la estimulación temprana en niños con y sin discapacidad. Decimos que el cerebro del bebé necesita de un abrazo para crecer de manera sana".

 VITAL, DIAGNOSTICAR A TIEMPO Para Angélica Morales Uribe, licenciada en Terapia Física del Instituto Nacional de Pediatría (INP), es común que allí acudan papás con hijos ya mayores de dos años, con atraso en su desarrollo, edad en la que la intervención oportuna ya no es tan efectiva.

"Los padres deben estar atentos y enterados de los signos en el desarrollo de sus hijos, es decir, de sus habilidades gruesas y finas, de su estado cognitivo y psicológico, de su psicomotricidad gruesa y fina durante los dos primeros años de vida, período en el cual el niño desarrolla al máximo sus capacidades". La experta considera que en muchos de los casos hay desinformación.

Refiere que al nacer existen factores que implican riesgos neurológicos, como el cordón umbilical enredado o la falta de irrigación sanguínea y por tanto de oxígeno al cerebro; el nacimiento prematuro o cuando el recién nacido aspira una mezcla de meconio y líquido amniótico.

"Estos recién nacidos presentan ya un riesgo neurológico, y en su caso la intervención temprana será fundamental para que se lleve a cabo la rehabilitación. Es importante que la madre identifique factores de riesgo (...) y en su caso refiera al menor con un especialista", comenta.

Cecilia Rosales Vega, psicóloga especializada en niños y niñas con discapacidad en el Hospital Médica Sur, considera que la ET es una técnica que debe aplicarse en niños con y sin discapacidad, pero "es importante que los niños con discapacidad, de cero a dos años, se integren a la sociedad y se vinculen a grupos de ET -más allá de las terapias especializadas que pudieran recibir-, pues [realizarla] en grupo es el primer paso para incluirlos en la vida con sus semejantes, es decir, con aquellos niños que no tienen discapacidad".

Gloria Sánchez Rodríguez, coordinadora de Intervención Temprana en la Confederación Mexicana de Organizaciones en Favor de la Persona con Discapacidad Intelectual, A.C. (Confe), comenta que regularmente los padres de niños y niñas con discapacidad atraviesan por un período inicial de duelo: "Es necesario no dejar pasar el tiempo y vincularse cuanto antes a la terapia, pues si el menor recibe los estímulos adecuados y a tiempo, tendremos mayores posibilidades de potenciar su desarrollo".