Dicen los cronistas de futbol que no se puede hablar bien de un jugador durante la narración de un partido porque en la siguiente jugada la riega. Es un especie de Ley de Murphy futbolera que no está escrita en ningún lugar, pero que resulta infalible. Lo mismo sucede con los gobiernos: cuando más se hablaba del buen oficio del Gobierno federal, de que el gabinete de Peña toca por nota, que nada ésta o se siente improvisado y todo funciona, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, se fue con la finta, no resistió la tentación de abrir la boca y se equivocó tremendamente al comparar los muertos de los últimos cuatro meses del sexenio de Calderón con los cuatro primeros del sexenio de Peña.
Hay cosas que no se presumen, y una de ellas es una baja, pequeña y relativa, en el número de muertes violentas. Primero porque la baja no es significativa; 17 por ciento menos muertos en el período que analizaron no significa ni que la gente se sienta más segura ni que el número no sea espantosamente alto. Siguen siendo muchísimos, muchos más de los que una sociedad puede tolerar. Segundo porque las comparaciones son inútiles, pues la violencia no es estacional y no se trata de una ciclo económico o natural que permita establecer una comparación. Y tercero porque, como los futbolistas, más tardó el secretario es presumir su números que la realidad en revolcarlo; el día del anuncio fue, paradójicamente, el más violento de lo que va del sexenio: tan sólo en una zona de Michoacán hubo 17 muertos ese día.
Contar los muertos día a día fue una agenda que los medios le impusieron al gobierno de Felipe Calderón y de la que el gobierno de Peña Nieto se había zafado con elegancia hasta que, Osorio mordió el anzuelo y se enganchó en una discusión en la que no tiene nada que ganar y sí mucho que perder. El mensaje a los ciudadanos fue muy claro: si usted se siente más seguro no se preocupe, ya se le pasará pues todo está igual.
El nuevo gobierno no ha hecho hasta ahora nada distinto, por lo que no habría por qué esperar resultados distintos. Hablar de más o menos muertos cuando no se ha resuelto el problema es tan inútil como presumir como logro de gobierno que este año hace más o menos calor que el año pasado. Lo único que había hecho bien el gobierno de Peña en materia de seguridad era sacar el tema de la agenda mediática y plantear resultados a mediano plazo. El silencio, decía Confusio, es el único aliado que jamás traiciona. Lo único que logró el secretario con su comparación inútil es que ahora estemos hablando del tema.
