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Mejoría salarial en China

Por Salvador Kalifa

Varios analistas han señalado, recientemente, que los salarios en China registran un crecimiento de tal magnitud que el país está cerca de perder su atractivo como destino de inversiones que buscan aprovechar la ventaja de una mano de obra barata, comparada con otros países.

Por ejemplo, en octubre de 2012 un artículo publicado en la revista británica The Economist mencionaba que "En 2001 los salarios manufactureros en México eran cuatro veces los de China; ahora la diferencia es insignificante."

En noviembre siguiente The Economist especificaba que "Según el banco HSBC, en 2000 costaba apenas 0.32 dólares por hora emplear a un obrero manufacturero chino, frente a 1.51 dólares por hora del mexicano. El año pasado (2011) los salarios chinos se habían quintuplicado hasta 1.63 dólares por hora, mientras que los mexicanos habían crecido sólo a 2.10 dólares por hora."

Esta brecha se habría quizá cerrado más si no fuera porque la moneda china, si bien se ha apreciado en años recientes, no lo ha hecho por completo, debido a que su paridad con el exterior es administrada por sus autoridades, mientras que en México se determina por el mercado mediante un régimen cambiario flexible.

Vale la pena, sin embargo, una advertencia. Al hacer comparaciones internacionales, es difícil homologar la calidad de la información disponible, por lo que es necesario tomar los datos respectivos con reservas a la hora de llegar a las conclusiones del caso.Sin ignorar esa y otras limitaciones, cabe examinar detalladamente los datos conocidos sobre la evolución de los salarios en China. Para ello me refiero, en esta ocasión, a un artículo de los investigadores Hongbin Li, Lei Li, Binzhen Wu y Yanyan Xiong, publicado en la versión de otoño de 2012 del Journal of Economic Perspectives con el título de "The End of Cheap Chinese Labor".

Este artículo reconoce que en las décadas recientes la mano de obra barata jugó un papel central en el modelo económico de China, cuyo motor de crecimiento se basó en una participación creciente en el comercio mundial.

Así, cuando China inició sus reformas económicas en 1978, el salario anual de un obrero urbano era el equivalente de 1,004 dólares constantes de 2010. Ese salario representaba únicamente el 3 por ciento del correspondiente en Estados Unidos (EU) y estaba incluso por debajo de los de otros países asiáticos como Filipinas y Tailandia.

Sin embargo, los salarios en China crecieron y en 2010 el salario anual de un obrero urbano alcanzó los 5,487 dólares, similar a los de Filipinas y Tailandia y superior a los de India e Indonesia.

El estudio de Xiong y sus colegas demuestra que el avance espectacular de los salarios en China comenzó hasta 1997. En efecto, los salarios urbanos anuales en China permanecieron relativamente bajos, alcanzando en ese año 1,026 dólares a precios constantes de 2010, con un crecimiento promedio anual de sólo 0.1 por ciento.

La historia cambió a partir de 1998. Los salarios referidos crecieron 13.8 por ciento promedio anual entre ese año y 2010.

El estudio señala, además, que la combinación de un crecimiento económico notable y el menor incremento de la fuerza laboral, elevó la productividad de la mano de obra, lo que se refleja en el aumento de los salarios reales.

Los cálculos respectivos muestran que entre 1982 y 1997 la productividad creció a un promedio anual de 3.6 por ciento, mientras que entre 1997 y 2010 lo hizo a un promedio anual de 12.7 por ciento.

La investigación sugiere que son tres los factores que explican la evolución de los salarios en China entre 1978 y 2010: las reformas institucionales, que flexibilizaron el hasta entonces rígido mercado laboral chino; la desaparición del "bono demográfico" y la reducción en la migración rural-urbana, que provocaron una escasez relativa de mano de obra.

En síntesis, Xiong y sus colegas reconocen que en las décadas de 1980 y 1990 la mano de obra china era barata, dado que sus costos crecían menos que la productividad. Esto tendió a desaparecer desde la década pasada, proyectando a China como un país de ingresos medios.

Los autores estiman que si el crecimiento de la productividad continúa al ritmo reciente, los salarios urbanos anuales podrían llegar a los 20,000 dólares en 2020, nivel alcanzado por Japón y Corea del Sur en 1986 y 1995, respectivamente.

Para México, es evidente que el encarecimiento de la mano de obra china ofrece la "ventaja" de captar aquellas inversiones que ya no son tan rentables en el país asiático. Sin embargo, ese mismo hecho muestra que la evolución de nuestros salarios sigue rezagándose frente a otros países que como Japón, Corea del Sur, y ahora China, nos rebasan en la carrera para mejorar el nivel de vida de la población.

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