Investigan. La formación rocosa de las grutas data de miles de años por lo que se cree que pudieran aportar datos importantes.
Una de las joyas geológicas que mantuvo guardada la Sierra de Jimulco durante miles de años recientemente fue descubierta por los pobladores de este lugar. Se trata de unas grutas vírgenes en cuyo interior el tiempo dejó su huella a través de la formación rocosa que brindan un espectáculo visual natural para deleite del hombre.
El lugar está ubicado al sur de la Sierra en terrenos del ejido Pozo de Calvo, a 30 kilómetros al oriente del ejido La Flor de Jimulco. La entrada se encuentra a mil 890 metros sobre el nivel del mar, pues está en la parte alta de un cerro.
Para llegar es necesaria la compañía de los guías, que son habitantes del ejido, quienes por años se han dedicado a los recorridos turísticos en los cerros conocidos como Los Picachos.
RECORRIDO
Alfonso Orona y Refugio Agüero, guías, además de los investigadores de la Facultad de Biología de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), Anselmo Orona y Gabriel Cardoza, acompañaron a El Siglo de Torreón en su recorrido a las grutas.
El camino es largo y está lleno de dificultades que van de menos a más, comenzando con los baches que se han formado en la descuidada carretera.
Para llegar es necesario trasladarse en un vehículo todo terreno debido a que se recorren varios kilómetros de terracería.
Al llegar a las faldas del cerro se tiene que caminar hacia la parte alta, que se ubica a 290 metros más sobre el nivel del mar, sin embargo por las condiciones propias del lugar se convierten en una hora y media de caminata.
Las grutas fueron recién descubiertas por pobladores del ejido La Flor de Jimulco, por lo que la vereda aún no está completamente formada y todavía es obstruida por nopales, lechuguilla, candelilla y otras plantas del desierto que tienen como característica central la presencia de espinas.
El buen equilibrio y la concentración deben ser dos aspectos fundamentales de los visitantes, pues la vereda es angosta y de un lado hay flora del desierto y del otro está el vacío.
El camino se hace más angosto y vertical conforme se va avanzando, lo que dificulta la llegada, sin embargo una vez que se está a la entrada de las grutas, en la cima del cerro, el aire y el paisaje aminoran el cansancio.
Las grutas están en pozo y para bajar se requiere una escalera, además de algunas linternas para iluminar el lugar.
La temperatura es más agradable conforme se adentra uno en las grutas.
Poco a poco las formaciones rocosas que se han construido de manera natural a través de miles de años van adquiriendo forma para el ojo humano y sus colores se van avivando con el paso de la iluminación.
PROCESO DE MILLONES DE AÑOS
El lugar ha sido poco explorado, por lo que hasta el momento se conocen sólo cuatro cámaras, sin embargo no se descarta que haya más.
En cada una se aprecian estalactitas y estalagmitas, que son formaciones rocosas en forma de estaca además de columnas de diferentes tamaños. Las primeras surgen del techo por la filtración del agua y sales rocosas y las segundas se forman en el suelo. Con el paso de los años van creciendo hasta unirse entre sí y formar una columna.
"Lo importante de conocer la geología propia de los sitios es saber cuánto tiempo tienen de formadas ya que en alguna información revisada mencionan que por cada 2.5 centímetros que crece una estalactita deben de pasar de 100 a 150 años y en estas grutas hay formaciones de columnas, estamos hablando de un proceso de millones de años que tienen estas grutas", dice el biólogo Anselmo Orona.
Explica que el color de las rocas es según la piedra madre que en este caso es el mármol por lo que las rocas son más cristalinas y adquieren un color marrón.
El biólogo dice que las grutas están en una fase de investigación en la que se pretende conocer hasta dónde llegan, lo que revela su formación en cuestión de clima, pues se observan columnas gruesas que pueden revelar periodos intensos de lluvia, también hay algunas que no se terminaron de formar, otras muy delgadas hasta llegar a estalactitas pequeñas.
"Hay que indagar más, falta ver más cuestiones científicas para saber hasta dónde llegan las propias grutas y lo que nos revela este tipo de grutas con el proceso de formación, por ejemplo los cambios climáticos que se han dado a través del tiempo por columnas enormes, estalactitas pequeñas, lo que nos indica que el clima ha cambiado demasiado, es preocupante", dice.
Comenta que se buscará el apoyo de geólogos y espeleólogos para continuar con su estudio e investigación además de Protección Civil para que dictamine si el lugar es seguro y es viable la entrada de más personas.
Tanto los moradores de la Flor de Jimulco como los biólogos investigadores de la UJED que los apoyan en este proyecto, buscan que el lugar sea un atractivo turístico de la región, por lo que solicitan el apoyo de las autoridades y sociedad para lograrlo.
Descubrimiento
Las grutas fueron descubiertas por uno de los pobladores de nombre Luis Palacios, en uno de sus tantos recorridos para buscar la candelilla, sin embargo no fue hasta después de su muerte que se dieron a conocer.
"La duda la sembró Luis Palacios, él era el que conocía y sabía de estas grutas, tenía un buen rato insistiendo
en que fuéramos a buscarlas, él fue el que sembró la duda, finalmente 'Don Luis' muere en noviembre del año pasado y ese fue el detonante de la curiosidad de si realmente se llevaría a su tumba el hecho de que haya o no una riqueza geológica como esta", narra Anselmo Orona, biólogo investigador de la Universidad Juárez del Estado de Durango.
Luego de la muerte de 'Don Luis', Alfonso Orona, Javier Palacios y Refugio Agüero se dan a la tarea de buscar el sitio con los datos de la descripción dada por Palacios. "La primera vez que vinimos a buscarlas no las encontramos, la segunda vez llegué a pensar que fracasaríamos nuevamente, pero no, logramos ubicarlas, pero no entrar porque estaban muy profundas, así que hasta la tercera vez trajimos una escalera y pudimos entrar", dice Alfonso Orona, guía de La Flor de Jimulco. Los pobladores de La Flor de Jimulco, pidieron el apoyo de investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas, de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) quienes asombrados por el descubrimiento comenzaron a investigar.
