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JUAN VILLORO

En abril de 2012 The New York Times publicó un impresionante reportaje de David Barstow y Alejandra Xanic von Bertrab sobre las redes de corrupción de Wal-Mart en México. Premio Pulitzer en 2004, Barstow confirmó su dominio del periodismo de investigación.

Durante años, Wal-Mart ha sido estudiado como modelo del capitalismo salvaje que aniquila a pequeños vendedores, ejerce tácticas coercitivas y maltrata a sus empleados. En México, la cineasta Mariana Chenillo realizó Tienda de raya, espléndido cortometraje de ficción (incluido en la película colectiva Revolución) en el que aborda el método Wal-Mart de pagar parte del salario en cupones para comprar en la misma tienda (de ahí el título de Tienda de raya, cruda reminiscencia de las prácticas patronales anteriores a la Revolución).

En 2004, Simon Head publicó en The New York Review of Books "Inside the Leviathan", ensayo sobre el titán de los supermercados. La mayoría de sus datos provienen de un congreso que la Universidad de California dedicó por entero a Wal-Mart y al que la empresa se negó a asistir.

La expansión de la cadena es comparable a la que Ford tuvo un siglo antes. Pero su principal característica no es el tamaño, sino su estrategia de comprar directamente a los productores, eliminando intermediarios, y ofrecer un surtido de servicios que va de la reparación de una llanta a la compra de zapatos.

Este éxito de mercado se nubla ante el factor humano. Aunque la empresa ha roto los records de productividad en Estados Unidos, Head informa que en la primavera de 2004 "el sueldo de un empleado promedio de Wal-Mart era de 8.50 dólares la hora, alrededor de 14 mil al año, mil dólares por debajo de la definición gubernamental de 'pobreza' para una familia de tres miembros... Menos de la mitad de los empleados de Wal-Mart (entre el 41 y el 46%) eran capaces de pagar el más barato de los seguros médicos ofrecidos por la compañía".

Por su parte, Liza Featherstone publicó un libro sobre el trato discriminatorio que Wal-Mart da a sus empleadas: Selling Women Short.

Llegamos a otra marca de la casa: el coloso no admite sindicatos o sólo admite sindicatos blancos. La laxa ley laboral de Estados Unidos no ha logrado mitigar sus abusos. Entre 1995 y 2004 el gobierno pidió compensaciones por 60 despidos injustificados (para una empresa que sobreexplota a más de un millón de trabajadores).

Una de cada cinco tiendas Wal-Mart está en México. A partir de 2005 al menos 19 de ellas han sido investigadas por usar sobornos para establecerse en el país. De acuerdo con Barstow, Eduardo Castro-Wright, CEO de Wal-Mart de México, tuvo conocimiento de la corrupción pero la silenció y fue ascendido a la vicepresidencia de la corporación.

Barstrow menciona el pago de 341 mil dólares en "mordidas" para establecer un Sam's Club cerca de la Basílica de Guadalupe. Este caso ha recibido menos atención que otro, de mayor impacto simbólico: el de Teotihuacán. Desde que Wal-Mart anunció su interés por instalarse en la Ciudad de los Dioses, hubo fuertes protestas en las que la defensa al patrimonio (salvaguardado por los estudios que no encontraron vestigios en el terreno) se mezcló con lo más criticable: la presencia de una empresa que utiliza la corrupción, aniquila a la competencia con prácticas desleales y explota sin miramientos a sus trabajadores.

De acuerdo con el Times, el alcalde de San Juan Teotihuacán, Guillermo Rodríguez Céspedes, recibió 114 mil dólares en sobornos y un oficial encargado del Diario Oficial, 52 mil dólares por alterar el mapa de la zona. Otro desembolso ha causado ruido: supuestamente, el INAH recibió 900 mil pesos, 500 mil como "donativo" y 400 mil como "regalo a la autoridad".

En el reportaje del Times hay imputaciones con fechas, nombres y documentos. Otras son correos internos de la empresa en los que ciertos gastos se justifican como sobornos por los que, obviamente, no se obtuvo factura.

Wal-Mart ha contratado a ex agentes del FBI para investigarse a sí misma, aceptación tácita del problema. La investigación debe proseguir en México sin afectar a inocentes. Hasta ahora el cargo contra el INAH no ha sido precisado; los célebres fact-checkers del Times lo dejaron pasar sin verificación. Estamos a las puertas de una paradoja: la indagación de una empresa desenfrenada podría lesionar a la institución que debe frenarla en las zonas protegidas.

El etnólogo Sergio Raúl Arroyo dirigió con acierto el INAH de 2000 a 2005. Retomó el cargo en diciembre pasado, con un amplio respaldo de sus colegas. Lo avala su trayectoria como ensayista, defensor de una cultura crítica y de la memoria histórica.

Al frente del Centro Cultural Universitario Tlatelolco promovió la mejor escultura de luz de nuestra ciudad: Xipe Totec, de Thomas Glassford. Al aterrizar de noche en el DF, la antigua Cancillería se enciende con la piel que Glassford diseñó para el Señor de la Renovación azteca. La tradición adquiere eléctrica presencia.

Sería una amarga ironía que los abusos de Wal-Mart dañaran sin pruebas a quienes mantienen vivo el patrimonio.

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