Gasolinazo

El aumento de 11 centavos al precio de las gasolinas este 5 de enero generó los tradicionales cuestionamientos populistas. Un nuevo "gasolinazo" dijeron medios y políticos. La verdad es que se trata de una medida valiente para reducir un subsidio que solamente en 2012 ascendió a 206 mil millones de pesos.

El subsidio a las gasolinas es el "programa social" más oneroso de México. Según el Informe de desarrollo humano México 2011 de la ONU, nuestro gobierno dedica cuatro veces más a subsidiar la gasolina que a todos los programas de combate a la pobreza. La Secretaría de Hacienda señala que el 43 por ciento del subsidio a las gasolinas beneficia al 10 por ciento más rico de la población mientras que el 10 por ciento más pobre recibe el 0.6 por ciento. Se trata del subsidio más regresivo que pudiéramos imaginar. Es, además, el principal factor en el alto consumo energético de nuestro país.

Este subsidio no es solamente producto de que México importa la mitad de las gasolinas que consume. Existiría aun cuando el país fuera autosuficiente. También en la gasolina producida en México hay un subsidio. Éste no depende del costo de producción. El que Pemex venda gasolina en México a un precio inferior al que podría obtener en otro mercado implica que deja de ganar un dinero que podría utilizarse para otros propósitos, como la inversión productiva o el apoyo a quienes menos tienen. Vender a un precio inferior al de mercado es, para los accionistas de Pemex, perder un "costo de oportunidad", lo cual es igual a perder dinero de cualquier otra forma.

Hay quien piensa que Pemex no tiene accionistas y no importa que pierda dinero. Nada más falso. Los accionistas son los ciudadanos mexicanos y al malbaratar la gasolina lo que hacen los políticos es robarles. Para el más pobre de los pobres, la participación en Pemex es su único activo real. Robar de esta participación para beneficiar a los más ricos es, más que regresivo, inmoral.

Algunos argumentan que deben suspenderse los aumentos a las gasolinas porque provocarán inflación. El subsecretario de Hacienda afirma que el alza de 11 centavos del 5 de enero generará un aumento de 0.01 por ciento en los precios generales. Un informe de Banorte avala esta predicción. Pero vamos a suponer que el impacto inflacionario fuera mayor. Esto sólo indicaría que el nivel de precios no era real porque se sustentaba en un costo falso de las gasolinas. Y los precios tarde o temprano suben a su nivel natural.

Países con altos precios de las gasolinas, como Alemania o Brasil, no tienen necesariamente inflaciones altas. En cambio Venezuela, con los precios más bajos de América, es el país con mayor inflación del continente.

Es muy fácil cuestionar a un gobierno por subir el precio de las gasolinas. Por eso Vicente Fox, incapaz de manejar la crítica, regresó al subsidio cuando éste ya había sido eliminado. Felipe Calderón lo mantuvo pese a estar consciente de sus males. La secretaria general del Acuerdo Marco para Combatir el Cambio Climático, Christiana Figueres, dijo en Davos en 2011 frente al presidente Calderón: "Los países no pueden seguir importando combustibles fósiles y, además, subsidiándolos. Éste es el mayor ejemplo de falta de visión de largo plazo." Calderón asintió, pero sus tímidos ajustes hicieron que el subsidio alcanzara niveles elevadísimos.

Enrique Peña Nieto está tomando la decisión correcta al acelerar los aumentos. Habrá que ver, por supuesto, si resiste la presión política. Quienes la ejercen dirán que actúan en beneficio del país. En realidad quieren que el gobierno siga robando a los pobres para beneficiar a los ricos.

 CIGARRILLOS