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SIGLOS DE HISTORIA

El Torreón de Salvador Novo (Segunda de Cuatro Partes)


Julieta García Garza (1904-2000), después de Soria.  (Archivo de Claudia Cavazos García).

Julieta García Garza (1904-2000), después de Soria. (Archivo de Claudia Cavazos García).

DOMINGO DERAS TORRES

Cuando Salvador Novo y sus padres se instalaron en Torreón, nuestra ciudad era el tercer centro ferroviario del país y descollaba en la economía nacional por su acelerado progreso económico a pesar de las violentas refriegas revolucionarias que padeció, los sitios no impidieron su crecimiento porque los tiempos de guerra también son tiempos de intensa laboriosidad; por las calles torreonenses, Novo vio desfilar a las tropas de Francisco Villa, Victoriano Huerta y Venustiano Carranza. Cursó los años de la primaria en instituciones educativas públicas y privadas, en las que convivió con niños pobres y ricos, en su casa de la calle Ramón Corona escribió sus primeras poesías y fue agudo observador de las imágenes que absorbían su atención; vivencias que nos pinceló en los pasajes de sus amenas memorias. De inteligencia precoz, su bibliofilia nació en la biblioteca de su tío Francisco C. Espino, su afición al teatro se iniciaría en juegos infantiles donde encarnaba al director que montaba obras y repartía los papeles actorales entre sus vecinos y compañeros de la primaria; improvisación recreativa que, al transcurso de los años, lo transmutaron en el dramaturgo y exitoso empresario teatral que fue.

SU BARRIO DE LA CALLE RAMÓN CORONA

Después de que el tío Francisco C. Espino fuera asesinado por los villistas, en abril de 1914, los Novo siguieron ocupando la finca que éste les había prestado en la calle Ramón Corona. Torreón seguiría padeciendo posteriores batallas, el excronista de la ciudad de México presenció las compras de pánico que hacía la gente para abastecerse de víveres durante los sitios, los saqueos de casas y comercios, las macabras imágenes que presentaban las calles después de la lucha con cientos de cadáveres tirados de militares, civiles y animales, algunos quemados y otros en pestilente estado de putrefacción que eran presa de insectos necrófagos. Así narró sus experiencias: "De repente, empezaban los tiroteos, y todo mundo corría a encerrarse en su casa. Días largos, angustiosos, de clausura ignorante de lo que estuviera sucediendo; de quién iba a triunfar y a entrar en la ciudad; de comer conservas, de no poder salir… Luego, el cesar repentinamente el tiroteo, el ulular salvaje y victorioso y el galope y los gritos de los que entraban, conquistadores de la aterrorizada ciudad". (La Vida en México en el Período Presidencial de Adolfo Ruiz Cortines. Autor: Salvador Novo. Tomo III. Edición de Conaculta. México, 1997).

En su barrio de la calle Ramón Corona y avenida Hidalgo, los Novo tuvieron como vecinos a dos familias de origen griego: los Kypurós y los Giannacopoulos. Ambas eran propietarias de la fábrica de aguas gaseosas "La Griega", la finca que alojaba esta negociación estaba ubicada en la esquina suroeste del crucero de la avenida Hidalgo y la calle Ramón Corona (actualmente Refaccionaria Relasa), referida con anterioridad. Enfrente se encontraba la "Maderería Acres", sitio que después ocupó la fábrica de jabón "La Fama" (actual edificio de Compañía Comercial Cimaco), cuyo propietario era Aurelio Anaya Montañez y que se incendió en los años cuarenta del siglo pasado.

Los esforzados inmigrantes griegos Pane Kypurós y Francisco Gianacopoulos, trabajaron con enjundia su factoría de aguas gaseosas que desaparecería a mediados del siglo pasado, el primero las procesaba, y el segundo, a bordo de un vehículo de tracción animal, hacía la venta y distribución a sus clientes por las diferentes barriadas de Torreón. "Salía en su carrito tirado por una mula a repartir sus aguas", parrafeó Novo en sus remembranzas. Sus vecinas y compañeras, de juegos infantiles, fueron Inés Anaya Govea (después de Barocio) y María Elena Giannacopoulos Bueno (después de De la Mora); las familias Eppen y Flores, también fueron sus vecinos de la calle Ramón Corona.

Un poco más al sur de la casa de los Novo, se hallaban decenas de jacales habitados por gente humilde donde vivía la cocinera de su casa con su familia, y más allá, como quien camina rumbo al cerro de Las Noas, se encontraba el hoy desaparecido tajo de La Perla (área de la colonia Nueva Aurora) por el que corrían sus achocolatadas aguas. Salvador, el escolapio, observaba asombrado -porque no sabía nadar- a los muchachos de aquellas barriadas pobres que eran felices en las épocas del verano, se zambullían y nadaban con peripecia acrobática en esos tajos de los que afirmó eran "sucios arroyos, derivaciones del Nazas cuando crecía". (La Estatua de Sal. Autor: Salvador Novo. Editorial CONACULTA. México. 2002.

De su casa de la calle Ramón Corona, el niño Salvador Novo salió elegantemente trajeado un día de 1914, en compañía de sus padres, rumbo a la capilla de Nuestra Señora del Carmen (hoy catedral), ubicada por la avenida Matamoros; ahí recibió su primera comunión.

EL "COLEGIO MODELO"

Ubicada por la calle Falcón y marcada con el número 221 sur -entre las avenidas Juárez y Morelos-, se encontraba la desaparecida finca que albergaba al "Colegio Modelo", sus instalaciones estaban por la acera donde actualmente se encuentran las oficinas y agencia de la "Lotería Nacional".

Ahí se impartía la enseñanza primaria de manera exclusiva para niñas, la institución educativa que por esa época existió para niños era el "Colegio Torreón", su propietario fue el profesor José Gálvez que lo fundó en 1890; estaba localizado hacia el poniente de la ciudad en el antiguo casco de la "Hacienda del Torreón", en el sector del "Mercado Alianza". Cerró sus puertas en los agitados días de la Revolución.

El "Colegio Modelo" era propiedad de Josefina Sánchez, estuvo casada con Abraham Zambrano. La maestra "Finita", como fue conocida popularmente, también fungía como su directora y dadas las circunstancias ante la insistente solicitud de unos padres de familia, aceptó a cinco pequeños varones para que ingresaran al colegio, convirtiéndolo en mixto, los infantes respondían a los nombres de : Salvador Novo López, Raúl López Sánchez, Onésimo Cepeda, Napoleón Rodríguez de la Fuente y Fernando Hernández.

Raúl López Sánchez, fue gobernador de Coahuila a mediados del siglo pasado, Novo y aquél tuvieron un cordial reencuentro en la ciudad de México; la gran amistad, entre el escritor y el político, merece capítulo especial más adelante. Onésimo Cepeda, era hijo del notario Onésimo Cepeda Villarreal, quien anunciaba su bufete en el directorio telefónico de Torreón de 1905, se graduó de abogado en la UNAM.

Fernando Hernández, como los demás, también emigró a la capital para recibirse de médico en la máxima casa de estudios. Napoleón Rodríguez de la Fuente, era hijo de ricos hacendados cuyas posesiones se localizaban en el municipio de Matamoros, Coahuila; estudió agricultura en El Paso, Texas, para administrar los negocios de su familia.

Entre las niñas que estudiaron con Salvador Novo, en el Colegio Modelo", se encontraban Julieta García Garza (después de Soria), Justina Arrivillaga (después de Franco Armendáriz), Otilia Alemán (después de Méndez, madre del desaparecido actor Julio Alemán), Guadalupe Amador y Basilisa Galindo.

En sus posteriores viajes a Torreón, cuando ya vivía en la capital del país, Novo visitaba a su excondiscípula Julieta García Garza por la que sentía una gran estimación; era propietaria de un acreditado negocio de regalos que aún existe por la calle Cepeda, años después lo traspasó y conserva aún su nombre original: "Casa Soria".

A Otilia Alemán la reencontró en la ciudad de México, por medio de su hijo el actor Julio Alemán, cuando éste principió a incursionar en el medio artístico donde triunfó como estrella del cine y la televisión. Julio le dijo que su madre había sido su compañera de primaria en el "Colegio Modelo", Novo exclamó: "¿Otilia Alemán? ¡Pero claro! ¡Cómo no me voy a acordar!" Días después, la señora Alemán de Méndez lo invitó a cenar a su casa para que conociera a su esposo e hijos, los recuerdos de su infancia en Torreón fluyeron a torrentes.

La amena y alegre charla evocó imágenes sobre las tan gustadas charamuscas rellenas de nuez, los "cochinitos" acompañados de leche en la merienda que pintaba bigotes, las deliciosas sandías de 80 centavos, las huertas de Lerdo y Gómez Palacio con sus higos y uvas, los "viejitos" de Lerdo -higos secos polveados con harina- y los humeantes platos de sabroso menudo acompañados de cebolla y orégano.

Y recordaron tener noticias que "Finita" Sánchez, la dueña del "Colegio Modelo", al realizar obras de albañilería "se encontró, según la leyenda, un tesoro enterrado en el edificio del colegio, mientras lo ampliaba o reparaba", anotó el autor de "La Nueva Grandeza Mexicana". (La Vida en México en el período presidencial de Adolfo Ruiz Cortines. Autor: Salvador Novo. Tomo II. Edición de Conaculta. México, 1996).

EL "COLEGIO HIDALGO"

Salvador Novo cursó el quinto año de primaria en el "Colegio Hidalgo", fue fundado en 1898 y era propiedad del profesor Teodoro Verástegui, estaba localizado en una de las esquinas del crucero de la avenida Allende y calle Juan Antonio de la Fuente.

En el día se impartía la educación primaria, por las noches fungía como academia comercial donde se daban clases de inglés, taquigrafía y contabilidad. El padre de Novo quiso que su hijo también recibiera estas clases, pero su esposa se opuso porque "no tenía objeto, puesto que no habría de dedicarme al comercio, sino a la medicina", escribió en sus memorias.

LA "ESCUELA CENTENARIO"

De las diferentes instituciones educativas en las que Salvador Novo recibió su educación básica, durante su residencia en Torreón, y aún subsiste, es la "Escuela Centenario". En la actualidad, cuenta con 102 años de existencia y ahí cursó el sexto año de primaria; en este lugar, convivió con niños de las barriadas más pobres de la ciudad.

Su poema "La Escuela" nos permite atisbar sus días de estudiante de sexto año en esa institución pública, doña Amelia se esmeraba en mandar a su hijo pulcramente arreglado, situación que lo incomodaba por destacar sobre muchos de sus compañeros que portaban humilde vestimenta. Además, el profesor que le fue asignado lo maltrató, un día lo jaló de los cabellos y rompió en llanto en su casa; hecho que provocó la furia de su padre Andrés, quien fue a reclamar la violenta acción al director. He aquí una estrofa de esa poesía, donde nos pinta su enfado: "El profesor no me quiere;/ ve con malos ojos mi ropa fina/ y que tengo todos los libros". (Salvador Novo. Poesía. Letras Mexicanas. Fondo de Cultura Económica. Segunda reimpresión. México, 1994).

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Otilia Alemán (1900-1985), después de Méndez, madre del extinto actor Julio Alemán. (Archivo de José Méndez Alemán).
Otilia Alemán (1900-1985), después de Méndez, madre del extinto actor Julio Alemán. (Archivo de José Méndez Alemán).

Julieta García Garza (1904-2000), después de Soria.  (Archivo de Claudia Cavazos García).
Julieta García Garza (1904-2000), después de Soria. (Archivo de Claudia Cavazos García).
Salvador Novo, el día que hizo su Primera Comunión en la Iglesia del Carmen de Torreón, en 1914.
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