El Señor llamó a Adán y le mostró el mar.
Después lo condujo a una montaña y desde ahí lo hizo contemplar el arco iris.
Enseguida lo llevó a que viera un crepúsculo.
Y finalmente puso ante sus ojos un cielo donde brillaban la luna llena y una miríada de estrellas rutilantes.
Luego le preguntó:
-¿Qué te parece todo esto?
-Señor -respondió el hombre-. Con el debido respeto, creo que te estás haciendo demasiada publicidad.
¡Hasta mañana!...