El Padre Soárez platicaba con el Cristo de su iglesia. Le dijo con orgullo:
-Leí una vez más, completo, el Nuevo Testamento. Ya perdí la cuenta de las veces que lo he leído.
-Mucho leer es ése -respondió el Señor.
-Es cierto -reconoció el Padre Soárez-. Bastantes horas pasé en la lectura. En ocasiones he pensado que debería haber una versión condensada de ese libro; alguna edición que contuviera sus enseñanzas principales.
-Yo te lo puedo condensar ahora mismo -dijo el Cristo-. Mi versión cabe en una sola palabra: Amor. Ahí están todas las enseñanzas. Ahí estoy Yo.
¡Hasta mañana!...