Don Tirso, el de la tienda no contaba bien las monedas con que le pagaba cada mes su sueldo de 20 pesos a Martiniano, el mozo. Iba diciendo conforme le entregaba cada peso:
-Dice uno, dice dos, dice tres, dice cuatro, dice cinco, dice seis, dice siete, dieciocho, diecinueve, veinte.
El muchacho, que era bastante tonto -"Está aireadito" -decían las comadres-, se daba por bien pagado, y se iba muy contento.
Un día alguien le dijo el engaño de que lo hacía objeto su patrón. Martiniano cogió entonces el cucharón con que se despachaba el maíz y le tundió los lomos al abarrotero al tiempo que iba contando cada golpe:
-Dice uno, dice dos, dice tres.
Así contó hasta 20. Pero él sí contó bien.
¡Hasta mañana!...