MANO IZQUIERDA

Un ejemplo a seguir

Nos enteramos que hace aproximadamente un par de semanas falleció en nuestra ciudad Jardín, un elemento de vialidad que hace algún tiempo fue nuestro compañero de la mano derecha, le dedico unas líneas en este mismo espacio.

Se ubicaba en un crucero de la entrada a Ciudad Lerdo viniendo de Gómez Palacio, para ser precisos a unos cuantos metros del avión de Sarabia a las afueras de una de las múltiples tiendas de conveniencia con doble xx. Se distinguía por utilizar sus clásicos guantes blancos y lentes obscuros, estar siempre a la línea portando el uniforme de vialidad del ayuntamiento, pero no sólo se caracterizaba por su vestimenta, sino por su actuar y la manera de ejercer su empleo, ya que siempre, y por decir siempre exagero, demostró amor por el trabajo y le imprimió a ese empleo alegría a través de un saludo mañanero, buen humor, agilidad a la vialidad, y sobre todo pasión por lo que hace, lo cual muchos chavos 50 años menores que él, no la encuentran, no con su novia voluptuosa.

¿Pero por qué alabar un trabajo cotidiano? ¿Por qué hablar de méritos de alguien que sólo está cumpliendo con su trabajo? ¿No se supone que todos los servidores púbicos lo hacen con el mismo ahínco? ¿O solo se le ven esas ganas en las quincenas o cuando cobra el aguinaldo? Yo considero que aquí se conjugan algunas cosas, en primer lugar la cuestión personal, de un hombre que le imprime sus cualidades personales al empleo, y que puede existir en las grandes ciudades del primer mundo, o en otras en vías de desarrollo. Siendo responsables e imprimiéndole su personalidad al trabajo, formando una identidad con él, en otras palabras poniéndose la camiseta, sea cual fuere el puesto que desempeñara. El otro elemento es el social, y comprende las pocas ganas que la mayoría de los servidores públicos le echan a su trabajo, de cierto no todos, pero la imagen que la ciudadanía tenemos de ellos son de gente que más bien accede a estos puestos por familiaridad, palancas, favores, pero no por la capacidad para ejercer el puesto, ni mucho menos para traer la camiseta bien puesta, sólo en el caso de defender las espaldas de quien lo llevo a trabajar dentro de algún ayuntamiento.

Es por esto que se recalca la labor del Michael Jackson lerdense, que con sus guantes blancos, buen humor y profesionalismo deja una huella importante dentro de la corporación, y sobre todo a los conductores que viajamos diariamente por el bulevar y que muchas ocasiones nos contagiamos de una persona con mayor edad, quizás un poco más enfermo, con menos salario, menor salud, pero que nos ganaba a muchos de nosotros en entusiasmo y sobre todo por el amor a vivir.

Descanse en paz.

Mi correo electrónico:[email protected]