No hay palabras que basten para expresar la pena por una muerte como la de José Eduardo Moreira Rodríguez.
Era muy joven: tenía 25 años. Se casó con una linda muchacha en 2010, y era feliz papá de un bebito de siete meses, primer nieto, por cierto, de su abuelo paterno.
La cruenta violencia que vivimos hizo de José Eduardo una víctima inocente.
Ante una tragedia como ésta no hay consuelo para los que sufren una pérdida así. Sólo la fe puede sostenerlos.
Envío un abrazo solidario a Humberto Moreira Valdés, con mi afecto y amistad. Que el recuerdo de José Eduardo lo fortalezca en esta hora de dolor, y conforte a todos aquellos que lo amaron.
¡Hasta mañana!...
