Este cuento lo oí en Potrero de Abrego mientras chisporroteaba la leña en el fogón y gorgoreaba en la olla el té de menta.
"... Un hombre muy avaro se casó. A los pocos días de la boda su mujer no le tuvo la comida a tiempo. El hombre se enojó mucho y le dio una guantada tan fuerte que la descalabró. Su marido la tuvo que llevar a Saltillo con el médico. Entre camioneta, doctor y medicinas gastó 40 pesos.
A pesar de la descalabrada y los dolores la mujer se puso muy contenta:
-Mi marido ya nunca más me va a golpear -venía pensando-. No querrá volver a gastar tanto dinero.
Pero cuando llegaron al rancho el hombre se sacó otros 40 pesos de la bolsa y los puso sobre la mesa. Le dijo a la señora:
-Por si se ofrece que te descalabre otra vez.
Desde entonces ella siempre le tuvo a tiempo la comida...".
En la ciudad ese cuento no gusta mucho, pero en el rancho sí.
¡Hasta mañana!...