‘Los comisionados’
El magisterio nacional tiene algo así como un millón setecientas mil plazas, lo cual también la SEP no ha podido precisar pues no es correcto pensar que cada maestro tenga una plaza sino que se han dado casos de maestros en comisión que han llegado a cobrar hasta en seis nóminas distintas sin ir a trabajar a una escuela.
Partiendo de ese supuesto, los comisionados son hoy la punta de lanza contra la embestida, que el gobierno y sus títeres disfrazados de organizaciones no gubernamentales, que los maestros, no el SNTE, deben aguantar, pues es más cómodo tirarle a los lacayos que a la reyna.
Cuando Carlos Salinas de Gortari tomó el poder por primera vez en 1988 (y digo la primera vez porque a partir del 1 de diciembre empezará su segunda vez) ya se hablaba de un proyecto para la privatización de la educación el cual se quedó en los cajones del escritorio del entonces Secretario del Trabajo Arsenio Farell Cubillas pues las condiciones que prevalecían no eran la óptimas para patear el gigantesco avispero del magisterio en contra del gobierno pues estaban muy sensibles por la salida de su líder vitalicio Carlos Jonguitud Barrios, fundador de “vanguardia revolucionaria” al que Salinas botó del Sindicato.
Surge Elba Esther Gordillo, de ser la antepenúltima de la lista de los comisionados del SNTE, avanzó, como en el juego de serpientes y escaleras, hasta el primer peldaño, donde aún sigue manejándole al gobierno su discurso de que el Sindicato no se opone a la educación de calidad, pero que el gobierno asuma la responsabilidad de lo que eso le va a costar y no en salarios precísamente sino en la adecuación, mantenimiento y restructuración de los miles de planteles educativos, cosa que el gobierno no quiere, no le importa o no tiene para invertir.
Basta recordar la iniciativa del Congreso en el sexenio de Fox de la obligatoriedad del primer grado de preescolar en escuelas públicas que se tuvo que echar atrás por no tener la SEP los recursos humanos necesarios para su aplicación y mucho menos los económicos.
Con la llegada del PRI al poder y en la figura de Peña Nieto algunos proyectos salinistas resurgirán en la palestra, entre ellas, la del bono educativo que busca menguar en gran medida las contrataciones de maestros, cero jubilaciones y mucho menos prestaciones para adelgazar la pesada nómina de la SEP pero que al final no será tampoco en bien de la calidad educativa sino en el saneamiento del aspecto financiero.
En la cuestión de los comisionados se debe hacer la precisión de que no todos están en el SNTE, los hay en las oficinas de la propia SEP, gobiernos estatales, partidos políticos, ayuntamientos, hay incluso presidentes municipales que siguen en la nómina magisterial ostentando el cargo de munícipes; también los hay en casas de cultura, apoyos técnico pedagógicos que sirven para la capacitación de los docentes y debieran ser plazas frente a grupo pero al igual que secretarias, intendentes, veladores y demás.
La SEP no contrata si no es a través del Sindicato con quien tiene el contrato colectivo de trabajo y porque los salarios son más bajos que si contrata externos para esas tareas, a todos ellos se los adjudica al SNTE sin estar físicamente trabajando para dicha organización.
Por ello la cifras no coinciden porque se piden la lista de los comisionados pero estos están regados en muchos lados y haciendo un sinfín de tareas para el sistema educativo o para el mismo gobierno en otras dependencias.
Costarían mucho más si la SEP contratara gente de las universidades, ajena a los maestros, que no trabajarán por un sueldo mensual de menos a siete mil pesos mensuales y mucho menos podría pagarles en un puesto ejecutivo donde el salario de elevaría a treinta o cuarenta mil pesos para dirigir ese laberinto mexicano llamado “educación”. Aunque no cuestan más que las deudas de Coahuila y Michoacán, o los diputados a razón de setecientos mil pesos promedio mensual cada uno con su séquito de colaboradores.
Si la SEP a nivel nacional no ha podido precisar el numero de trabajadores de la educación mucho menos el de los comisionados y el consecuencia no es exacta la cifra que citan otras organizaciones que solo buscan denigrar la labor magisterial viéndola detrás de un escritorio y en una burda cinta que se sumó a los churros del cine nacional que no proyecta la verdad toda.
Yo mejor prefiero ver cómo ganó Peña Nieto la presidencia pues al menos tiene más misterio, más intriga, aunque tampoco nos refleja la verdad toda.
Por último, la permanencia o salida de Elba Esther del SNTE no mejorará la caliodad de la educación en México mientras que los tres niveles de gobierno no ponderen esta noble actividad como se debe en sus planes de trabajo; la han visto desairadamente como algo que no da el relumbrón y el cartél que todos los políticos buscan, porque sus resultados son a muy largo plazo.
Miguel Gerardo Rivera
Gómez Palacio, Durango.
