Porque don Quijote no pagó el gasto del lecho, la comida y el pienso para Rocinante, el burlador ventero hizo que los jayanes tomaran a Sancho Panza y lo mantearan.
Echaron aquellos rudos hombres al escudero sobre una fuerte manta y estirándola todos a un tiempo lo lanzaron al aire. Y sucedió algo extraordinario: en vez de caer otra vez sobre la manta subió Sancho por el espacio hasta llegar al cielo. Allá quedó, muy arriba, mirando las estrellas que de día no se ven y las que desaparecen en la noche. Abajo, muy abajo, lo veían estupefactos los hombres de la tierra.
No me asombra el suceso. Quienes andan con don Quijote y siguen sus caminos acaban haciéndose como él. Los malos tratos de los malos hombres lo único que entonces consiguen es alzarlos al cielo, a donde ninguna injuria ya puede llegar.
¡Hasta mañana!...