Por: Agustín Cabral Martell
Las figuras asociativas como alternativa en los agronegocios
La normatividad de los agronegocios en México ha tenido gran auge a partir de las reformas a las leyes mercantiles, civiles y agrarias de 1991 y que han sido la base para su desarrollo. La antigua ley de crédito rural contemplaba de manera precisa a las figuras asociativas que se constituirían para los agronegocios, sin embargo, existían figuras asociativas en la legislación mercantil a las cuales estos productores no tenían acceso, frenando de esta manera la posibilidad de un desarrollo rural sustentable como actualmente se encuentra contemplado en la ley de desarrollo rural sustentable y ley de capitalización de Procampo.
La normatividad mercantil mexicana se incorpora ahora a la normatividad agropecuaria dando paso a las múltiples opciones en que el productor rural tendrá acceso tanto para satisfacer las necesidades actuales de agrupación nacional como para dar una respuesta ante las exigencias actuales en materia de agronegocios a nivel internacional.
Los agronegocios son vistos bajo dos puntos de vista: el administrativo y el normativo, este último significa higiene estratégica para su desarrollo así como la disciplina que se exige dada la variedad de intereses que se ventilan al interior y exterior de un agronegocio.
Por otro lado, el productor agroalimentario deberá limitarse a constituir la figura jurídica que más favorezca a sus intereses y crecimiento de su negocio tomando en cuenta sólo las consagradas en las leyes mexicanas, para que de esta manera pueda adquirir la personalidad jurídica necesaria y sobre todo, ser sujeto de crédito.
Aunado a la normatividad mercantil para lograr los objetivos de este estudio es necesario considerar a la normatividad agraria, banca y finanzas, laboral, civil y profesional.
OBJETIVO DE LAS FIGURAS ASOCIATIVAS:
1.- Que el productor agropecuario tenga un instrumento jurídico que le permita seleccionar la mejor opción para constituir legalmente un agronegocio a través de la figura jurídica que le beneficie.
2.- Que las instituciones públicas tanto federales como locales puedan contar con una guía que les permita elegir la mejor opción para la implementación de los agronegocios en México y en cada entidad federativa.
3.- Que toda persona interesada en constituir un agronegocio cuente con las herramientas normativas necesarias y de esta manera tener la opción para la aplicación en las empresas integradoras y utilizar las estrategias empresariales necesarias.
Todo lo anterior se logrará a través de un estudio y análisis de la normatividad mercantil, civil, agraria, laboral, banca y finanzas y profesional, así como los manuales operativos, usos y costumbres en la constitución de las figuras asociativas, objeto de esta investigación. Así también a través de la investigación de campo se contó con el apoyo de agroempresas emprendedoras que han sabido desarrollar una metodología jurídica integral.
No hay que pasar por alto en este análisis toda la reglamentación interna agroempresarial así como estrategias administrativas no consagradas en un ordenamiento escrito, sino utilizadas como experiencia y desarrollo en las agroempresas.
Por lo anterior, se puede concluir que el México del siglo XXI requiere de grandes esfuerzos para estar a la par en competitividad y producción agrícola y pecuaria en relación a los países de primer mundo; es por eso que la organización de los productores y en estrecha relación de trabajo con el gobierno son factor importante para el logro de la óptima productividad y sustentabilidad agropecuaria en México.
La constitución de figuras asociativas para los agronegocios es factor determinante por la importancia que adquieren al conformar a los productores en bases sólidas y jurídicas; lográndose un mejor desarrollo de las actividades a que esté determinada dicha figura asociativa en relación con el agro nacional, el apoyo mediante subsidios directos al productor y asistencia técnica profesional son la única y mediata manera para satisfacer las necesidades alimenticias del país, aunado a esto, los tratados comerciales que México ha adquirido con distintos países como lo son América del Norte, Sur, Europa y Asia requieren productos de excelente calidad y que además su producción sea rentable para los productores nacionales y de esta manera mantenerse en competitividad y así hacer de las exportaciones otro factor para un buen desarrollo y estabilidad económica del país; este factor sólo se cumplirá mediante la integración del mayor número de productores posibles con la industria y el comercio para impulsar el desarrollo y ejecución de programas productivos que tengan como fin elevar la calidad de vida de las familias mexicanas dedicadas a las actividades agroalimentarias.
Por tanto es necesario adaptarse a la realidad productiva que nuestro país está enfrentando y reconsiderar la agrupación de los productores en figuras asociativas por el gobierno en todos los rincones de nuestro país para el bienestar y estabilidad del campo mexicano.
