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Forraje verde hidropónico

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Durante la segunda mitad del Siglo XX en algunos distritos de riego del centro y norte de México ocurre un fenómeno al que se ha denominado "ganaderización de la agricultura", resultado del proceso de diversificación de cultivos ante la crisis algodonera provocada por la introducción de fibras sintéticas que desploman los precios internacionales de las fibras naturales; en algunas regiones agrícolas se sustituye la producción de algodón por forrajes y cultivos hortofrutícolas, como ocurre en El Bajío, La Laguna y gran parte de los valles irrigados de Chihuahua.

Previamente a este evento en el país se venía incrementando la demanda de productos alimenticios de origen animal derivado del crecimiento demográfico que acompañó la expansión urbana en algunas ciudades del país donde se impulsa la industrialización y los servicios, en las cuales surgen estratos de la población con mayor poder adquisitivo que les permite consumir este tipo de alimentos, factores que favorecieron también la expansión ganadera.

Para fines de esa centuria los campos agrícolas cultivados con el otrora "oro blanco" se destinan a la producción de forrajes para alimentar un creciente hato ganadero, que en algunos casos fue insuficiente además de provocar trastornos ambientales como el incremento de emisiones de metano y la sobreexplotación de los acuíferos, siendo La Laguna un ejemplo destacado de lo anterior donde creció significativamente la superficie de alfalfa, cultivo que con el tiempo se convierte, por su forma de producción perenne y alto uso consuntivo de agua, en el principal consumidor de las extracciones subterráneas.

Para sufragar este déficit en la producción de forrajes, particularmente de alfalfa, la investigación tecnológica ha generado forrajes alternativos que demandan menor consumo de agua entre los cuales, salvo algunas excepciones como el maíz y sorgo forrajero en los ciclos de primavera-verano o avena en los de otoño-invierno, y quizá por razones culturales que destacan la resistencia de los ganaderos, o de manejo, no han tenido el éxito deseado.

En algunas regiones la agricultura forrajera, la ganadería y los complejos agrocomerciales y agroindustriales asociados a la producción láctea se han convertido en pilares de sus economías, condición que se expresa en su contribución al Producto Interno Bruto (PIB) regional y por los empleos que generan, cuyas empresas han recibido el apoyo o protección gubernamental a pesar de los desastres ambientales o los daños en la salud de la población que han provocado.

Por lo anterior, resulta complicado cambiar este sistema de producción agroganadera insustentable y para ello es necesario aplicar las soluciones que algo aporten al respecto. Una de estas opciones es la que están explorando conjuntamente el municipio de Gómez Palacio y la Facultad de Agricultura y Zootecnia de la UJED, de producir forraje verde hidropónico validando esta tecnología y transfiriéndola a un grupo de productores caprinos como una alternativa de suplementación alimenticia que compense el déficit de forrajes que enfrentan, agudizado en años como el actual debido a la baja precipitación que se presentó el año pasado y repercutió en la condición de las áreas de agostadero donde pastorean sus hatos, o por la alza en los precios del forraje.

Esta tecnología se basa en producir germinados de plantas forrajeras en invernaderos rústicos cuyas ventajas consisten en ocupar reducidos espacios, un ahorro considerable de agua, un relativo manejo de las variables climáticas y con una producción anual consistente de alimento con valores nutricionales aceptables que compensan la dieta basada en los insuficientes forrajes convencionales que utilizan los productores en esta región.

El proyecto se encuentra en la fase de validación de la tecnología que será transferida a un grupo de productores caprinos cooperantes que operarán este año cuatro invernaderos demostrativos construidos por el municipio, esperando concluir a fines de este año la fase de apropiación de las recomendaciones que se hagan desde la producción de forraje verde hasta la elaboración y aplicación de dietas en el ganado caprino.

Este modesto ejercicio que se apoya en un esquema de colaboración establecido entre un gobierno local y una institución universitaria, constituye un aporte incipiente con base al cual es posible crear una sinergia que aporte beneficios a un segmento de productores campesinos que han convertido a la ganadería caprina en una forma de vida desde hace más de medio siglo, y que de tener un efecto multiplicativo los resultados obtenidos también contribuirán a reducir los impactos ambientales y sociales que provoca esta actividad en la región.

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