Vivir en el mundo fantástico de las maravillas y entre nubes psicodélicas (como decía el pintor José Luis Cuevas, 1968) llenas de aventuras políticas, da margen a que nuestros ideólogos y conductores de la nación, suelten cada vomitada y alucinen en la perorata. Ambular entre nubes de algodón es la constante en que están sumergidos los políticos nacionales, cual si fueran unos adictos al opio, que además de irrespetuosos con los que pagan su buen salario, son mitómanos con la amnesia propia de los fumadores del opio (Amapola: papader adormecere) que por cierto es una bellísima flor que en mis correrías por la sierra de Guerrero (1968/1971), en la zona cafetalera de Atoyac de Álvarez, era común ver los sembradíos clandestinos.
Ahora resulta que nuestros legisladores ponen a trabajar los sueños gibados (jorobados) y la hidra de mil cabezas y sacan luminosas ideas que sólo caben en unos viciosos fumadores de opio.
La reelección en diputados, senadores y otros puestos como presidentes municipales o en su caso alargar el período, es a todas luces otra más de las jaladas, que entre mañas, señuelos, gambetas y trampas a la sociedad y ciudadanos, los legisladores quieren disfrazar su inoperancia para lo que en verdad fueron nombrados, es decir el papel de ellos (funcionarios y legisladores) es ser unos honestos tribunos, capaces de defender a la plebe o “pueblo”, sólo que parece al revés, ya que cada día sus extravíos y guerras internas nos caen a palos a unos ciudadanos desprotegidos, ya sin capacidad de asombro a los acontecimientos sociales, judiciales, económicos y políticos que cobijan el país. La entelequia y el maravilloso mundo en que se mueven estos personajes es increíble por la vida llena de glamour y fatuidad propia de la casta divina.
Tal vez por eso quieren estos chupadores de la teta presupuestal repetir, el PRIgobierno lo hizo por muchos años en sus más de setenta años y, fue el motivo por el que se sostuvo, ellos nunca necesitaron modificar Ley alguna ya fuera estatal o federal para reelegirse y seguir en el mando, al igual que Fidel Velázquez en la CTM y Napoleón Gómez Sada con los mineros por citar dos ejemplos que fueron eternos y los que le siguen están en la misma ruta, el caso de Francisco Hernández y otros inefables líderes de los que nadie (ni el H. Congreso de la Unión) ha sido capaz de pedirles cuentas. Cómo estará la cosa, qué hasta la celosa Secretaría de Hacienda les tiene miedo, ya que los sindicatos nunca rinden cuentas a nadie y mucho menos pagan impuestos. En ejemplo es el SNTE con más de 32 millones de pesos cada quince días y ni quién moleste a la Gordillo. Los partidos políticos (negocios de familias) son otro ejemplo.
Quitarse la impunidad e inmunidad que dan los puestos de legisladores deben ser las primeras acciones y será la iniciativa para que demuestren que en verdad quieren cambiar y no pensar en reelegirse, al contrario, el pueblo debe ser merecedor de una medalla por aguantar tanto nefasto político, el caso de los presidentes municipales tres años, a los diputados otros tres y a los gobernadores y senadores seis años, que como malos “cácaros” cinematógrafos, se la pasan proyectando (puros proyectos) y, más que un avance es un retroceso en el magnoproyecto llamado Nación que tanto pregonan y que desde la Conquista, entre mártires, héroes, bandas y gavillas sólo se han rapiñado el país y vivir en ese profundo sueño del opio. Si Mao Tse-Tung dijo que la religión era el opio para su país, para México son los políticos.
Pobre nación la nuestra, donde la casta política nos borró de la mente hasta la capacidad de asombro, con una impartición de justicia donde un fulano con machete hace temblar a la Suprema Corte de la Nación y como están las cosas quien debería defender la justicia (la policía) está al servicio de las mafias.
Señores legisladores no hay necesidad de llevar a cabo la iniciativa de la reelección (dejen de fumar opio) así llévensela, total sin esa Ley existen muchos personajes en la política que tienen más de 30 años repitiendo.
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