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Ecuador, un paraíso para el tráfico animal

Reuters

QUITO, ECUADOR.- Orquídeas, loros, monos y más de otras 20 mil especies exóticas de animales y vegetales han dado a Ecuador un lugar destacado entre los países con mayor biodiversidad, pero lo han convertido al mismo tiempo en una víctima del tráfico de especies.

El 22.3 por ciento de esas especies es endémico de Ecuador, pequeño país de 256.370 kilómetros cuadrados que tiene en su territorio amazónico y en las Islas Galápagos sus mayores tesoros biológicos, principales “proveedores” del negocio ilegal de especies que atenta contra la preservación de sus delicados ecosistemas.

En las paradisíacas Galápagos, ubicadas a unos mil kilómetros de las costas de Ecuador, las especies más traficadas son los tiburones y los pepinos de mar.

En 2003, se decomisaron cinco mil 343 aletas de tiburón, que pertenecían a unos mil 235 tiburones, y 23 mil 846 pepinos de mar, un producto muy apetecido en Asia por sus supuestos efectos afrodisíacos, según estadísticas del estatal Parque Nacional Galápagos (PNG).

En el territorio continental ecuatoriano, especialmente en su región amazónica, las especies más atacadas son monos, loros, pericos, guacamayos, tortugas y serpientes, además de gran variedad de orquídeas.

El año pasado, las autoridades decomisaron mil 521 especímenes: 574 de fauna y 947 de flora, un 93.9 por ciento correspondía a orquídeas, según Vigilancia Verde, organismo encargado del control de especies en las carreteras del país.

“Es un país pequeñito, con buenas vías de acceso, controles débiles, altos niveles de corrupción y una altísima diversidad de especies y entonces es un país donde hay muchas cuestiones exclusivas de mucho interés para los coleccionistas, entonces es un sitio ideal (para el tráfico)”, dijo el representante de la organización ambientalista Traffic para América del Sur, Bernardo Ortiz.

El tráfico envuelve a especímenes vivos, muertos o a partes de ellos como colmillos, pieles y aletas, utilizados para alimentos, colecciones o como mascotas.

Aunque Ecuador no es uno de los principales “exportadores” de flora y fauna en el mundo -en comparación con Brasil, Colombia y Perú, que son objeto de una inusitada explotación ilegal de su capital natural- el daño que sufre es mayor en términos relativos.

“El tamaño mismo del país lo hace más vulnerable, el impacto de ese comercio, agotar esas poblaciones, es más serio que un agotamiento local en Brasil o Colombia, que son mucho más grandes”, agregó Ortiz. Ecuador tiene unas 186 especies amenazadas.

Mercado rentable

El tráfico de especies es considerada una de las actividades ilegales más lucrativas del mundo pues los valores de los especímenes traficados alcanzan niveles muy altos.

Una libra de aletas de tiburón puede costar 100 dólares y una de pepino de mar 16 dólares en el mercado local, pero según el PNG estos valores alcanzarían hasta un 500 por ciento más en los destinos foráneos.

Las orquídeas, de las que Ecuador tiene registradas dos mil 999 variedades, de las cuales el 43 por ciento es endémico, cuestan hasta diez mil dólares las más raras y entre 300 y 500 dólares las consideradas comunes, según la organización Vigilancia Verde.

“En el exterior son precios impresionantes, dos mil dólares, 500 dólares, cinco mil dólares, y aquí a los proveedores se les paga 15 dólares, 20 dólares, entonces es un negocio redondo”, dijo el coordinador de investigación de la Fundación Ecuatoriana de Estudios Ecológicos (Ecociencia), Miguel Vázquez.

Europa, Asia y Estados Unidos son los principales destinos de las especies exóticas.

La falta de buenos controles, recursos y de una legislación adecuada han provocado el crecimiento de este negocio.

“No hay ninguna política de nada aquí, creyeron que con sacar un reglamento en donde todo se prohibía resolvían el problema, no hay manejo, no existe”, explicó Ortiz.

Un control que da beneficios

Según ambientalistas y órganos encargados del control de tráfico de especies, lo que se necesita es una Ley que no prohíba el transporte de los especímenes sino que lo regule, con lo cual el país obtendría beneficios tanto de conservación de su biodiversidad como económicos.

“No estamos tratando de mantener todo intocable, lo que sí tratamos es que el comercio sea legal, demostremos que la biodiversidad puede ser aprovechada, con bases técnicas y con comercio justo”, explicó Vásquez.

Un buen plan de manejo de la biodiversidad daría al país la capacidad de administrar sus recursos, explotarlos racionalmente y tener un mejor control de las especies que no se pueden comercializar por estar amenazadas, sostuvo.

Inclusive reduciría el alto índice de mortandad en el transporte ilegal de las especies, que alcanza el 80 por ciento, agregó, apuntando que los especímenes más pequeños salen generalmente por avión, mientras los otros por vía terrestre o marítima.

Según un cálculo de Ecociencia, con un buen manejo de la biodiversidad ésta podría aportar con el 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) ecuatoriano.

“(La biodiversidad) es importante para nuestro país, ésa es la esperanza de Ecuador en el futuro, el rato que se acabe el petróleo lo que nos va a quedar es la biodiversidad”, afirmó el coordinador de vida silvestre y ecosistemas frágiles del Ministerio del Ambiente, Sergio Lasso.

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