Los más pequeños de los hospitales

"Piel mágica quédate conmigo", es el único deseo de los pequeños pacientes del Hospital Pediátrico Tacubaya, quienes con tranquilidad esperan que su piel se regenere, que la cirugía dé buenos resultados y que den las 12 para ver a su mamá.

Por ahora la sala de quemados está a 60% de su capacidad, la razón es simple: "en temporada de calor hay menos accidentes porque casi no se necesita agua caliente ni para bañarse u otras actividades del hogar, donde ocurren 80% de éstos", explicó Luis Ramiro García López, médico pediatra especialista en quemados.

Carlos Javier Arnaiz Toledo, director del Hospital Pediátrico Tacubaya aseguró que esta institución cuenta con la infraestructura médica y hospitalaria para atender a los pacientes que acuden de cualquier parte del país que, del total, 15% viven en el Estado de México, 18% son del interior del país y el resto del Distrito Federal.

"Las principales causas de quemaduras en los niños son por escaldadura, es decir, por líquidos calientes, al estar en la cocina y se les vacía una olla con agua o caldo caliente o cuando los van a bañar también se llegan a quemar, por fuego directo o por electricidad, estos últimos suelen ser los más graves y generalmente terminan con amputaciones".

El Hospital Pediátrico de Tacubaya de la Secretaría de Salud del DF es la única institución especializada en esta área en la Ciudad de México, que además otorga servicios de atención básica, de urgencias, terapia intensiva, cirugía plástica, oftalmología, ortopedia y traumatología, todos a nivel pediátrico, es decir, para niños recién nacidos y hasta 17 años.

Existen 104 camas de las cuales 40% se utilizan para pacientes con quemaduras leves, cuando se presentan en menos de 10% del cuerpo; moderadas cuando son de entre 10% y 20% de extensión y graves cuando están en más de 20% del cuerpo. Anualmente el hospital atiende, en promedio, a 800 niños quemados y tres mil que requieren hospitalización; sin contar a los de urgencias y consulta externa.

 QUE NO SE ACERQUEN A LA ESTUFA Paola tiene ocho años, dice que se siente bien. Anda por la sala de quemados con una bata blanca, ve la televisión y es la más grande de sus compañeros. Dice que no le duelo y luego corrige, "bueno, no mucho", al tiempo que se levanta aquella bata y muestra los vendajes que cubren dos zonas de su pierna; la de arriba de la rodilla es de donde le quitaron algo de piel y se lo injertaron en el pie izquierdo, donde ocurrió la quemadura hace dos semanas.

El accidente ocurrió en su casa, su abuela iba a bañarse y dejó el bote con agua caliente a su alcance. "Andaba de traviesa", cuenta Alberta, su abuela, quien acude desde su casa en Texcoco, Estado de México.

El primer diagnóstico que dieron en un hospital cercano a su casa fue que se trataba de una quemadura de primer grado. Ocho días después, y ante el nulo progreso, Alberta y Paola llegaron al Hospital de Tacubaya, donde se determinó que se trataba de una lesión de segundo grado y había que operar e injertar piel sana.

Desde la cama 54 y a través de las ventanas, la pequeña mano de Diego, de tres años, saluda. Tiene un brazo vendado por las quemaduras que sufrió cuando se le cayó encima una cacerola con salsa y carne de cerdo, la comida de aquel día.

"Todo pasó en cuestión de segundos: entré al baño y él me esperó afuera, bajó la tapa del horno de la estufa y se sentó, todo se le vino encima", relató Alma, su madre.

También el diagnóstico fue equivocado, se lo dieron en un hospital particular donde le mandaron a comprar vendas y pomadas, y al día siguiente le informaron que esos médicos ya no podían hacer nada.

Diego está recibiendo curaciones y la próxima semana se determinará, de acuerdo a la evolución, si requiere un injerto de piel o no.

 INSTITUCIONES ESPECIALIZADAS El Hospital Pediátrico de Legaria es otra de las instituciones médicas especializada en atención infantil, aunque ésta brinda atención médica neurológica y neuroquirúrgica, además de enfermedades del sistema nervioso central.

Diariamente este hospital atiende, en promedio, 250 pacientes con diversos padecimientos, incluidos algunos menos graves como gastroenteritis infecciosa, problemas de vías respiratorias, entre otras, explicó Alfredo Peniche, director del Hospital Pediátrico de Legaria, quien aseguró que es el único en su tipo dentro de la red de hospitales del DF.

Ambas instituciones del gobierno capitalino brindaron atención a Fernando, el niño que perdió los ojos tras ser mutilado por su madre en Nezahualcóyotl, Estado de México.

El Hospital Pediátrico Tacubaya fue el primero en recibirlo y darle atención oftalmológica. Se determinó que los ojos habían sido arrancados y se había lesionado la Dura Madre, una de las capas que cubre al cerebro, por lo que fue necesario su traslado al Hospital de Legaria.

Hace unos días, Fernando tuvo otra revisión y se confirmó que el estado de la fístula está recuperada.