Alfonso Rojo de la Vega, fue un visionario del deporte en nuestro país, hombre culto, elegante, siempre tranquilo y con gran carisma. Dirigió a la Selección de basquetbol en Berlín 1936 fue preparador físico de la Selección de Futbol y de los que iniciaron la organización del deporte.
Nació en Culiacán, Sinaloa pero muy joven cambió de domicilio para ir en busca de su destino, y le dio a su patria muchas satisfacciones, entre ellas una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Berlín y fue preparador físico de la Selección de Futbol. Al lado de Leoncio Colorado hizo una pareja triunfadora, y de su paso por las canchas de México, fue dejando una estela de éxitos que no ha tenido comparación. Su hazaña más grande la logró cuando en Berlín enfrentó a los Estados Unidos.
En aquella ocasión, Rojo no contaba con su compañero, Colorado, pues no hubo recursos para que viajara a Alemania, así que la noche anterior se encerró solitario en su habitación, tratando de encontrar el sistema adecuado para detener al poderoso rival.
El día del crucial partido se reunió con sus jugadores y con la tranquilidad que le caracterizaba les fue explicando su sistema. Afortunadamente todos tenían tiempo trabajando con él y no hubo dudas de lo que Alfonso de la Vega quería.
Y la sorpresa vendría pronto, las gigantescas torres norteamericanas no podían controlar las jugadas rápidas de su enemigo, y lo que era peor es que no tenían espacios para encestar. Esto tenía molesta a la delegación del Tío Sam, especialmente a su técnico Jamess Nedless.
Finalmente ganaron los norteamericanos, pero como dieron lata. Al final del partido, el técnico de Estados Unidos, todavía impresionado por lo que había vivido, se acercó a felicitar a Rojo, y le preguntó, como se llamaba su sistema, y éste le dijo es el fast break y le regaló sus apuntes de la noche anterior.
