30 de enero de 2004.
SANTO DOMINGO, (Reuters).- La República Dominicana inició el viernes el retorno a la normalidad luego de una huelga general de 48 horas contra el gobierno, que dejó un saldo de ocho muertos, un centenar de heridos y más de 600 detenidos, según informaron fuentes sindicales y medios locales.
La Coordinadora de Organizaciones Populares y Sindicales, que llamó al paro en protesta contra la política económica liberal del presidente Hipólito Mejía, levantó formalmente la huelga a las 6:00 de la mañana del viernes, tras declarar un "rotundo éxito" pese a no haber logrado ningún compromiso gubernamental.
Medios locales informaron que hubo en las últimas horas de la huelga dos muertos más, que se sumaron a los seis registrados hasta la tarde del jueves. Los últimos fallecidos son el oficial de policía Alcibíades Marte Ogando, quien había sido herido de bala en la noche del miércoles durante incidentes en la zona oriental de Santo Domingo y el joven Willy Reyes Paulino, de 22, quien recibió dos disparos el jueves en la ciudad nororiental de San Francisco de Macorís.
Las otras seis personas murieron durante los incidentes registrados en el marco de la huelga en las ciudades de Santo Domingo, Santiago, Nagua, La Romana y San Pedro de Macorís.
Entre el centenar de heridos de bala y perdigones figuran cuatro agentes de la policía y un estudiante de ingeniería que perdió un ojo y se mutiló un brazo al estallarle una bomba.
En las primeras horas de la mañana del viernes, el comercio abrió sus puertas, el transito retornó a la normalidad, las escuelas públicas y privadas reanudaron sus actividades y miles de trabajadores se presentaron a industrias y grandes empresas, dijeron medios locales.
Los dirigentes Fidel Santana, Ramón Pérez Figuereo, Víctor Gerónimo, Juana Ferrer, Chichí González y Jaime Rodríguez, voceros de la Coordinadora, dijeron que el gobierno de Mejía no tiene respuesta a los problemas del país, muchos de los cuales consideran que son fruto de su falta de plan económico.
"Este gobierno se muestra incapaz de enderezar el rumbo del país, parece un barco a la deriva, plagado de ambiciones personales y grupales, así como de un afán de continuismo que implica el riesgo de un mayor deterioro económico y que pone en peligro la institucionalidad del país, el equilibrio de fuerza, la dinámica democrática y la unidad de los institutos castrenses", dijeron en un comunicado.
Denunciaron además "un marcado retroceso autoritario que puede concluir en un baño de sangre contra la población civil".
La huelga, la segunda de gran impacto en el país desde noviembre pasado, demandó un cambio en la política económica liberal del gobierno, la ruptura de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, un aumento general de salarios y una moratoria en el pago de la deuda externa.
Mejía, quien la tarde del jueves viajó a la norteña ciudad de Santiago en medio de estrictas medidas de seguridad, criticó la protesta porque, según dijo, "con la huelga perdemos todos".
El gobierno desplegó un impresionante operativo militar en todo el país para mantener el orden, pero esto no pudo evitar la violencia entre manifestantes y fuerzas gubernamentales.
Los dominicanos padecen una severa crisis económica caracterizada por aumentos constantes en los precios de productos y servicios, inestabilidad en el mercado cambiario y prolongados cortes en el servicio de electricidad.
