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Dejan Regnum Christi 300 consagradas tras crisis por Maciel

La congregación se encuentra fuertemente vinculada a los legionarios de Cristo y a Marcial Maciel. ARCHIVO

La congregación se encuentra fuertemente vinculada a los legionarios de Cristo y a Marcial Maciel. ARCHIVO

NOTIMEX

Unas 300 consagradas del movimiento Regnum Christi (Reino de Cristo) abandonaron esa obra en los últimos años, en su mayoría como consecuencia de la crisis desatada por los actos de su fundador Marcial Maciel.

En una conferencia interna el 29 de enero pasado en el Centro de Estudios Superiores de la Legión de Cristo en Roma, Diego de Robina, hasta hace pocos días líder de la rama masculina del “Reino”, afirmó que el grupo consta, “hoy por hoy, de 750 consagradas y 100 consagrados”.

Según las notas de su discurso, de las cuales Notimex posee una copia, al pronunciar esas palabras reconoció, extraoficialmente, el abandono de unas 300 unidades en la rama femenina.

Esto porque, en 2009, fuentes oficiales de la Legión informaron a esta agencia de noticias que el número de consagradas alcanzaba entonces unas 1050. Actualmente han preferido no dar cifras oficiales al respecto.

La más importante de las salidas del movimiento se verificó hace unos días cuando la consagrada de mayor rango, Malen Oriol, anunció su renuncia al puesto de delegada del director general para la rama femenina.

El pasado 12 de febrero, Oriol envió una carta a todas sus compañeras para informar que un grupo de 30 de ellas decidieron alejarse en bloque, sugiriendo la intención de ellas de formar un nuevo grupo bajo el apoyo de algún obispo diocesano.

En la misiva lamentó la “diversidad de información, los rumores”, así como los “juicios y desconfianzas no siempre acertadas” que han caracterizado la vida interna de la asociación en las últimas semanas.

Además, dejó entrever, en dos pasajes, la existencia de “descalificaciones y condenas” contra las consagradas que decidieron abandonar sus filas.

“¿Por qué temer? ¿Podremos unir esfuerzos para conformar entre todas esa Iglesia tan amada de la que hemos hablado tantas veces, en la que todos caben y pueden aportar lo mejor? ¿Será soñar el pensar que haya respeto, oración, apoyo y amor cristianos de todos y hacia todos?”, escribió.

La respuesta a su escrito fue prácticamente inmediata. Primero algunos superiores de la Legión de Cristo, de la cual todavía depende orgánicamente “el Reino de Cristo”, enviaron mensajes de solidaridad.

Pero, al menos dos de ellos, deslizaron en los mismos y diplomáticamente su disgusto. Uno es el flamante vicario general de los Legionarios, Sylvester Heereman, quien calificó de “sorprendente y dolorosa” la salida de las consagradas.

Y agregó: “respeto plenamente las intenciones y las decisiones personales de todas aquellas que dan este paso, aún cuando desconozco, no entiendo, ni posiblemente comparto los motivos”.

Similar fue la opinión expresada por el director territorial de la Legión en España, Jesús María Delgado, quien escribió: “respeto profundamente a quienes consideren que no es el camino adecuado u opten por otra realidad, pero no puedo compartirlo”.

A ellos se sumó el cardenal responsable de conducir la reforma de los Legionarios y del mismo Regnum Christi, Velasio de Paolis, quien –en una carta del 15 de febrero- aceptó finalmente la renuncia de Malen Oriol.

Reconoció el derecho de las consagradas de salir de la institución, pero les transmitió su “esperanza” de que “ninguna de las que tienen intención de dejar (el movimiento) se deje arrastrar por la tentación de hacer labor de proselitismo o de persuadir a otras que están firmes y quieren perseverar fieles a los compromisos asumidos”.

Junto a la crisis de permanencia de sus miembros, esa organización católica también afronta dificultades en su proceso de renovación interno.

Al igual que su congregación “hermana”, los Legionarios, el Reino sufrió un fuerte golpe tras el reconocimiento de parte del Vaticano (en 2010) de los numerosos actos inmorales y delitos cometidos por su fundador, el sacerdote mexicano Marcial Maciel, fallecido en 2008.

Acostumbradas a vivir cotidianamente una reverencia extrema hacia “Nuestro Padre” (como le llamaban), una actitud que rayó casi en el culto a la personalidad, muchas entraron en shock al saber de su responsabilidad en abusos sexuales contra menores o en la procreación de varios hijos.

Por ello, el Papa Benedicto XVI ordenó para ellas la realización de una visita apostólica y un proceso de cambio interno. La auditoría fue llevada a cabo por el arzobispo español Ricardo Blázquez, quien entregó su informe confidencial en septiembre de 2011.

El 15 de octubre siguiente Velasio De Paolis envió una primera carta a todos los consagrados en la cual anunció que uno de los objetivos del itinerario de reforma será otorgar al Regnum Christi una “justa autonomía”, la cual le corresponde en cuanto forma asociativa de la Iglesia.

Para concretar esa “justa autonomía”, el delegado ordenó suspender las figuras tanto del sacerdote delegado del director general como de los delegados de los directores territoriales para el movimiento.

Quienes ocupaban estos puestos, en práctica, aunque eran presbíteros de la Legión fungían como superiores de los laicos consagrados. Una situación irregular que, según la versión oficial de los Legionarios, no constituía un problema porque estos sacerdotes delegados “ya no operaban concretamente”.

Apenas poco más de un mes después, el 21 de noviembre, De Paolis escribió una nueva misiva en la cual ratificó la suspensión de los sacerdotes delegados y pidió le sean enumerados los poderes de los cuales gozaban para decidir cuáles transferir directamente a los mandos medios de las consagradas y consagrados.

Pero la renuncia de Malen Oriol y las dificultades en el avance del proceso de renovación obligaron finalmente al cardenal a tomar la decisión de desaparecer las figuras de los asistentes generales para ambas ramas, cesando en su puesto también a Diego de Robina.

Lo hizo en su carta del 15 de febrero, en la cual ordenó prácticamente una intervención del movimiento designando como sus superiores generales a dos hombres de su entera confianza, los sacerdotes Gianfranco Ghirlanda y Agostino Montán.

En el mismo texto indicó también que “para el gobierno territorial, mientras no se constituye el gobierno interno propio del grupo de las consagrados y las consagradas, continúan las competencias de los superiores territoriales”.

Aunque el delegado pontificio está dispuesto a otorgar al “Reino” su “justa autonomía” y su gobierno interno independiente, para lograrlo deberá superar resistencias, como la expresada por el ya citado Diego de Robina en su conferencia del 29 de enero.

“Somos un cuerpo, dependemos uno de otro, con una misión específica que nos complementa. Cada uno en sus funciones, cada uno en su misión sacramental o apostólica, pero nos complementamos”, argumentó en esa ocasión.

“Sacerdotes y seglares unidos, comprometidos y consolidados bajo un mismo espíritu, bajo un mismo carisma, con un mismo fin apostólico, con una misma metodología, con un mismo gobierno, que nos hace ser Regnum Christi y Legionarios de Cristo”, insistió.

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