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Impulsan antropología molecular en México

Ciencia. Los avances de 15 años en la aplicación de la antropología molecular para el estudio de poblaciones prehispánicas y actuales, serán revisados a partir del 28 de febrero en un seminario.

Ciencia. Los avances de 15 años en la aplicación de la antropología molecular para el estudio de poblaciones prehispánicas y actuales, serán revisados a partir del 28 de febrero en un seminario.

EL UNIVERSAL

Los avances y retos de investigaciones de 15 años en la aplicación de la antropología molecular para el estudio de poblaciones prehispánicas y actuales, serán revisados a partir del 28 de febrero en el "Primer Seminario de Antropología Molecular en México".

Desde hace década y media el antropólogo físico Adrián Martínez Meza y la doctora María de Lourdes Muñoz fueron de los primeros científicos a nivel mundial en lograr sistematizar un procedimiento de laboratorio para obtener ADN antiguo de restos óseos humanos de hasta 12 mil 700 años, lo que ha permitido obtener información valiosa sobre poblaciones antiguas y prehispánicas a nivel molecular.

Martínez Meza, de la Dirección de Antropología Física (DAF) del INAH, indicó que en los años noventa planteó la hipótesis de que en cualquier hueso se podía encontrar ADN antiguo y se lanzó a la aventura de comprobarlo. Tras tres años de estudio concluyó que éste se encuentra en mayor cantidad en ciertos lugares del esqueleto, que pueden servir como "huesos diagnósticos" para futuras investigaciones.

Conjuntamente con la bióloga María de Lourdes Muñoz, encargada del Laboratorio 1 del Departamento de Genética y Biología Molecular del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), crearon uno de los primeros laboratorios de antropología molecular del país (INAH-IPN), donde se estudian huesos de poblaciones muy antiguas y han podido aislar ADN mitocondrial de huesos humanos, para corroborar sexo, parentesco biológico, migraciones y enfermedades padecidas, entre otros aspectos.

Un ejemplo, dijo, ocurrió con el esqueleto del "Hombre de Tepexpan", cuya antigüedad está calculada en 5 mil años. Hasta principios de este siglo se creyó que este ejemplar correspondía a un hombre; a partir de una polémica entre los estudios de dos antropólogos -en los años sesenta-, los análisis de la forma de sus huesos y sus medidas (antropometría) no permitían ponerse de acuerdo en definir su sexo. "Fue hasta que se aisló el ADN mitocondrial en el hueso, como se comprobó que el código genético seguía la secuencia XX, es decir, se trata de restos de una mujer".

Explicó que para los años ochenta apenas existían unos tres artículos publicados a nivel mundial sobre este tipo de investigaciones; pero el tiempo permitió corroborar que en los huesos se conserva ADN, y desde 1995 se estudia en México la lectura de códigos genéticos de seres humanos de las épocas precerámica (12 mil 700 a 3 mil años a.C.); prehispánica (3 mil a.C. a 1521), Colonial (1521 a 1810) y moderna, a partir de lo único que sobrevive a la degradación total de un individuo: el esqueleto.

"En los huesos antiguos es posible recuperar más ADN mitocondrial que nucleico; cada célula tiene un núcleo y varias mitocondrias, pero el ADN del núcleo -donde está la información de los genes paternos- se degrada más rápidamente que el mitocondrial -donde se guarda la información de los genes maternos-, en este sentido la técnica de extracción de ADN antiguo ha tenido éxito a partir del ADN mitocondrial.

"Si bien en todo el esqueleto se puede encontrar ADN, se tuvo que hacer un 'mapeo' de todo el esqueleto para corroborar si hay algunos huesos donde se conserva más ADN antiguo que en otros, y se comprobó que en la región de la cadera y el tórax se preservan más células", agregó Martínez.

Bastan, abundó, sólo 2 gramos de hueso, que una vez pulverizado se depositan en tubos de ensaye para separar las células, y obtener apenas microgramos de moléculas donde yace el ADN mitocondrial. Una vez recuperado el ADN, éste sólo se puede "leer" a través de rayos ultravioleta, asoma bandas de color rosa fosforescente donde están 'escritos' los códigos genéticos que determinan las características de cada individuo.

La actividad científica, organizada por el INAH, se efectuará los últimos martes de cada mes hasta el 27 de noviembre próximo, en el Museo Nacional de Antropología.

Entre los temas que se revisarán destaca: Filogenia (historia evolutiva) de las poblaciones humanas prehispánicas y contemporáneas, Perspectivas de la Antropología Molecular en México, Parentesco biológico en el México prehispánico, Metodologías para la extracción de ADN en poblaciones prehispánicas, Historia y composición genética de las poblaciones mexicanas, Estudios moleculares de las malformaciones en México y Estudios genómicos de la obesidad, entre otros.

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Escrito en: antropología

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