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FACULTAD DE MEDICINA

LUMBALGIA

DR. ISMAEL MENDOZA BARAJAS*

Lumbalgia, lumbago o dolor de espalda baja, así se conoce a la dolencia de las regiones lumbar y glútea. Habitualmente no es grave, el 85 por ciento de la población la ha sufrido. Éste puede ser aterrador, pero casi nunca es serio, generalmente se quita solo. El 3 por cierto requiere cirugía o cuidados urgentes.

Acuda al médico si la lumbalgia continúa de 3 a 4 semanas con entumecimiento, debilidad de piernas, problemas intestinales o al orinar, fiebre, si toma medicamentos esteroides, como prednisona o tiene una historia de cáncer u osteoporosis. Si no mejora descansando, con cambios de posición o si la molestia le impide realizar tareas simples.

La estructura anatómica de la espalda está constituida principalmente por vértebras: huesos cortos apilados; su función es soportar las estructuras por encima de la pelvis. Cada vértebra tiene un hueco en el centro, donde se aloja la medula espinal, protegiéndola. Entre cada vértebra están los discos intervertebrales que son como una goma que amortigua las cargas y permiten el movimiento.

De la medula espinal nacen los nervios que conectan el cerebro con el resto del cuerpo; van a brazos, piernas y demás órganos. Por esta razón lesiones en la espalda pueden provocar trastornos en piernas o intestinales...

Las causas del dolor de espalda son por lesión en ligamentos, músculos, discos, artritis, crecimientos óseos, vértebras deslizadas de su lugar, una pierna más corta, neuropatía diabética, fracturas por sobrecargas, osteoporosis y traumatismos y padecimientos en abdomen e insuficiencia muscular.

Algunos pacientes no requieren de estudios de rayos X, resonancia magnética, tomografía o gamagrafía, porque el dolor desaparece en poco tiempo. Si el dolor es muy intenso y no cede; los rayos X sugieren un 95 por ciento el diagnóstico. Si existen alteraciones en nervios que afectan a las piernas, se sospecha de infección o cáncer; allí, la resonancia magnética está indicada. Los demás procedimientos dependerán de la historia clínica (madre de todas las decisiones).

Si el dolor se inicia o aumenta con alguna actividad, evítela. Pero, la recuperación será más rápida si permanece activo. Camine cuanto el dolor se lo permita. No se exceda. Pregunte a su médico o fisiatra cuáles ejercicios son más convenientes.

Los analgésicos generalmente se obtienen sin receta, pero deben ser indicados por médicos debido a los daños colaterales, sobre todo, en riñones.

Actualmente se utilizan unas cintas adhesivas que mejoran el dolor y el espasmo muscular, ayudan a la rehabilitación y permite disminuir la utilización de medicamentos.

También ayudan la terapia física, la manipulación espinal por quiroprácticos y la acupuntura. No levante objetos pesados y evite sentarse o estar de pie por largos periodos. Descanse en una cama dura.

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