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¿Pensar o sentir en la cama?

SEXUALIDAD

¿Pensar o sentir en la cama?

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Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

¡Qué difícil es para algunas personas dejar de pensar cuando van a gozar su vida íntima! Entre las sábanas analizan su desempeño sexual, cuestionan sus aptitudes y repasan cada una de sus inseguridades, olvidando el dicho popular que afirma: “a la cama sólo debe irse a dormir o a disfrutar”.

La vida sexual en la pareja humana tiene tintes de juego, diversión y no sólo fines reproductivos. Hombres y mujeres por igual aprecian el encanto de la caricia erótica, pensar en el placer que vendrá cuando brazos y piernas se entrelacen.

Quienes practican el hábito de ver el lado positivo de las cosas tienden a gozar con mayor facilidad sus encuentros. En cambio las personas cuya forma de relacionarse les exige resultados tangibles, como saber lo que va a ocurrir o incluso adivinar -mal, por cierto- lo que está en la mente del otro, viven frustrados. Nunca se sabe a ciencia cierta lo que piensa el compañero.

Vigilar cada paso que se da en la intimidad es emocionalmente desgastante y no conduce a ninguna parte. Por ello los monólogos internos deben propiciar soluciones y no poner obstáculos a la felicidad conyugal atribuyéndose fallas o defectos. Y sobre todo, esos diálogos con uno mismo deben mantenerse alejados de la hora del sexo.

Cuestionarse sobre la capacidad amatoria o cualquier otro asunto durante el coito, y de pasada descalificarse, sólo propiciará que se pierda el apetito erótico o se deje de sentir placer.

SIN PENSAMIENTOS NEGATIVOS

El uso de los cinco sentidos puestos al servicio del goce sexual tiene un cauce natural. En el momento en que la persona piensa deja de sentir; no se puede analizar una impresión satisfactoria sin perderla.

El placer erótico implica la suma constante de caricias, besos y sensaciones invitantes a la cópula. Si durante éste se presenta un pensamiento poniendo en duda la propia imagen y la atracción que pueda sentir la ‘otra mitad’, entonces la excitación se irá perdiendo hasta convertirse en un logro inalcanzable.

Cada ser humano acumula día con día estímulos positivos que incrementan su apreciación de valía y también estímulos negativos que contribuyen a devaluarle. Las canas en el cabello, el acumulo de grasa en la cintura, la presencia de marcas o cicatrices, pueden acomplejar a quien magnifique esas imperfecciones. En cambio, el amante cuya visión pícara le lleva a buscar el deleite del encuentro, usa esas imperfecciones para verse o ver a su compañero como alguien único. No toma las dificultades como una razón para abandonar el terreno amatorio, sino como incentivos para superarlo.

En el ámbito sexual el éxito no se mide por las aptitudes sino por las actitudes. Hay que alejar cualquier idea de lo contrario, sobre todo a la hora de ir a la cama. Tenga presente que existen atracciones de individuos anatómicamente diferentes; vemos a hombres obesos con mujeres esbeltas y viceversa. Las diferencias interpersonales tanto en lo físico como en lo mental pueden convertirse en características complementarias, como ejemplo: la tuerca y el tornillo.

EL CIRCUITO FISIOLOGICO DEL ESTRÉS

Cuando alguien se dispone a tener una relación sexual y piensa o anticipa que el resultado será malo, se produce en él una reacción hormonal que elevará la producción de adrenalina y cortisol, hormonas del estrés, capaces de provocar en el hombre una severa dificultad para lograr o mantener la erección o experimentar una eyaculación precoz. En la mujer el circuito fisiológico del estrés puede producir la pérdida de la excitación, cortar o interrumpir la lubricación vaginal o convencerla de que la penetración será dolorosa.

Lo que cada uno cree de sí mismo se traduce químicamente. Quien va a la cama conjeturando que tendrá dificultades en sus eventos eróticos, reacciona con oleadas de adrenalina y cortisol disminuyendo el goce. Por otro lado, quien tiene expectativas positivas libera endorfinas que le producirán sensaciones placenteras.

QUITÁNDOSE OBSTACULOS

Sabiendo que cavilar sobre el desempeño sexual durante éste es el camino más corto para terminar con la pasión, entonces vemos claramente que la ruta hacia el deleite íntimo consiste en disfrutar cada sensación que se experimente.

El pene y la vagina son diferentes y complementarios a la vez. Anatómicamente ensamblan de maravilla y las sensaciones que mutuamente se provocan en cada embate erótico contribuyen al incremento del placer, que culmina en el orgasmo.

¿Debemos cuestionarnos acerca de nuestro desempeño sexual? Todo amante que se precie de serlo busca halagar a su pareja y darle gusto. En ese aspecto es válido preguntarse cómo hacer las cosas para que la pasión vaya en aumento. Pero hay que hacerlo en otro momento, no en el lecho; ahí es preciso centrarse en sentir, alejar los pensamientos. Y en especial los negativos, que tuercen los resultados amatorios cuando las interrogaciones van orientadas a verse como alguien poco atractivo o menos competente.

Al entrar en las sábanas numerosos individuos empiezan a especular cosas como: “¿Estará pensando en alguien más cuando me hace el amor? ¿Dónde habrá aprendido esto? ¿Sus parejas anteriores serían más atractivas que yo? Si le pido tal o cual posición, ¿qué va a decir de mí? ¿Soy aburrido en la cama? ¿Le gustaré?”. Renglones faltan, podría llenarse una biblioteca con preguntas tan inquietantes y destructivas como las anteriores. Cada una de ellas puede llevar a erosionar la imagen de quien se cuestiona tanto y encaminarlo a conclusiones totalmente equivocadas.

Atribuir al compañero causas reales o imaginarias para descartar el encuentro es una manera de propiciar el fracaso.

DISFRUTANDO SIN LÍMITES

Los amantes tienen un cemento que los une: el placer sexual. Si lo hay, el vínculo se solidifica. Todo aquél que desee mantener viva su flama necesita establecer una comunicación franca con su pareja; confiar en que están unidos y satisfechos con su vida erótica, porque cada uno así lo ha determinado.

Un buen caldo de pollo se disfruta por su sabor y no analizando cómo lo preparó la cocinera. Una relación sexual espléndida es la suma de caricias e intercambio íntimo de dos personas. Preguntarse durante el coito si estarán haciendo bien las cosas terminará por convertir el acto en algo práctico, técnico, y no un verdadero encuentro entre amantes.

Cada pareja necesita disponerse a gozarse sin presiones, imposiciones ni límites. Recuerde: todo lugar es aquí y todo momento es ahora. Deléitese con su sexualidad sin cuestionarla o condicionarla.

www.sexologosilvestrefaya.com

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