El Vaticano pidió hoy reforzar la lucha contra el prejuicio social hacia las personas infectadas por el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) y lamentó que 1.8 millones de personas mueran cada año por esa enfermedad.
El Pontificio Consejo para la Salud emitió una declaración con motivo del Día Mundial de Lucha contra el Sida en la cual pidió cercanía moral, espiritual y, en lo posible, material con los contagiados y las familias.
Aseguró que esta jornada debe ser una ocasión para promover el acceso universal a las terapias por parte de los enfermos y la educación en estilos de vida que comprendan también un acercamiento realmente correcto a la sexualidad.
Advirtió que los cientos de miles de muertos por el HIV hubieran podido conducir normalmente la propia existencia si sólo se les hubiera dado acceso a las adecuadas terapias farmacológicas, conocidas como retrovirales.
Estas muertes injustificables provocan dolor de sus seres queridos, empobrecimiento de sus núcleos familiares, el crecimiento de su marginación y el problema de los niños huérfanos a tierna edad.
El comunicado consideró también como 'no justificable' el contagio de la madre al hijo, a menudo víctima aún antes de comenzar a ver los contornos del mundo que lo circunda.
'Si irrenunciable es la extensión de las terapias a todos los pueblos y a todas las franjas de población, queda como fundamental la formación, la educación de todos y, en particular modo, de las nuevas generaciones', indicó.
'Deseamos finalmente expresar nuestra cercanía a las personas afectadas por el Sida y a quienes les son cercanos, así como a todos los operadores sanitarios que, también exponiéndose al riesgo de contagio, prestan a ellos todos los cuidados posibles en el respeto de su personalidad y dignidad', apuntó.
