El inicio de un nuevo año en calendario es la oportunidad para plantear propósitos y trazar planes de acción, como punto de referencia a partir de un ciclo que si bien es convencional, está determinado por el movimiento del sistema solar. Lo anterior ocurre tanto en el ámbito de la persona humana individual, como en el de la colectividad social en todos sus niveles a saber: local, nacional y mundial.
Por ello la llegada del Año Nuevo está rodeada de expresiones de felicitación y buenos deseos, que intercambian unas personas con otras de su entorno inmediato y se hacen extensivos a la humanidad entera. Es cosa del hombre dotado de inteligencia y voluntad el proponerse metas y aplicar los medios para conseguirlas, por encima de los demás seres de la naturaleza cuya existencia está determinada por principios fatales.
En el plano colectivo los Gobiernos de los diversos pueblos de la Tierra, han hecho de la planeación estratégica la base del desarrollo a largo plazo. Para ser eficaz en su ejecución esta planeación debe estar en armonía con las expectativas de los individuos, lo que lleva a concluir que el destino de la humanidad depende de nuestra capacidad como género humano, para coordinar aspiraciones y esfuerzos.
Nuestro país enfrenta un enorme reto porque el futuro social y político, está en manos del entendimiento recíproco de los individuos y grupos intermedios que integran la Sociedad Mexicana. Esto implica una gran responsabilidad y un compromiso personal con los objetivos que integran el interés común de la colectividad, por encima de las diferencias particulares que enriquecen nuestra pluralidad nacional.
