La población de manatíes de Puerto Rico, amenazada por la presión del hombre, se ha reducido a menos de 600 ejemplares, cuando para la continuidad de la especie se necesitan entre tres mil y cuatro mil, dijo un especialista en su conservación.
El director del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico de la Universidad Interamericana, Antonio Mignucci, señaló que la situación por la que atraviesa este mamífero marino herbívoro en la isla caribeña es crítica.
El científico, profesor e investigador de la Universidad Interamericana, explicó que el manatí no tiene un predador natural en la costa puertorriqueña dado su tamaño, pero la acción del hombre viene diezmando la población desde hace decenios.
Tras la casi prohibición de su caza que supuso una ley de protección en 1994, la principal amenaza para la especie han sido los accidentes que sufren los manatíes, golpeados por embarcaciones de recreo en las cercanías de la costa puertorriqueña.
"Suelen morir de choques con embarcaciones", indica Mignucci.
La cifra de menos de 600 ejemplares surgió del último recuento llevado a cabo con medios aéreos.
Mignucci explicó que el problema que afronta la especie se deriva de su necesidad de vivir cerca de la costa, y por tanto del hombre, donde se alimenta de hierbas marinas y vegetación.
La población de manatíes de Puerto Rico se mantiene constantemente alrededor de la isla y sus ejemplares nunca se adentran mar adentro, lo que les aisla casi totalmente de sus hermanos de otras áreas del Caribe.
El manatí o vaca marina, que alcanza hasta 5 metros de longitud y 500 kilogramos de peso en su etapa adulta, habita ríos y estuarios de la cuenca del mar Caribe y formaba parte de la dieta de los tainos, los indígenas que habitaban Puerto Rico antes de la llegada de los españoles.
