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Una batalla decisiva en Torreón

Costo humano. Cadáveres después del enfrentamiento armado el 15 de mayo de 1911.

Costo humano. Cadáveres después del enfrentamiento armado el 15 de mayo de 1911.

ROBERTO ITURRIAGA

En 1911 Torreón era una ciudad de más de diez mil habitantes, en su mayoría comerciantes, obreros y campesinos quienes lograron adaptarse a las condiciones climatológicas propias del semidesierto.

En esta población se encontraban comunidades extranjeras que representaron un impulso económico clave para la fundación de la ciudad, tales como la española (asentada de manera estable desde 1700), alemana, inglesa, libanesa y china, siendo ésta la más importante de México con casi 900 habitantes en su apogeo hacia 1909.

"Esta ciudad era importantísima (...) para el país, que definía el control de gran parte de la revolución (...) hoy ya se perdió mucha relevancia", opina el cronista oficial de Torreón, Sergio Corona Páez.

La llegada del ferrocarril a la Comarca Lagunera durante la segunda mitad del siglo XIX dotó a la zona de una relevancia adicional para intereses comerciales, diplomáticos y hasta militares por su cercanía con los Estados Unidos, situación que se reflejó en el envío de 850 soldados federales de 1909 a 1911.

Los militares fueron reordenados y dirigidos a la ciudad de Torreón como consecuencia de diversas solicitudes tanto de empresarios extranjeros y locales para proteger sus intereses de la delincuencia y fuerzas rebeldes, quienes practicaban el bandidaje como forma de subsistencia.

Desde los primeros meses de 1910 la cantidad de robos en ganado, comercios establecidos y haciendas de la región había crecido de tal forma que el ejército ya contaba con bases fijas en las zonas de la Alianza, San Joaquín y Cerro de la Cruz, además de guarniciones de casi 50 elementos al oriente de Torreón.

El rumor de un levantamiento insurgente generalizado se hizo realidad en 1910 con ataques menores de campesinos y obreros en Matamoros, San Pedro de las Colonias, Tlahualilo y Mapimí en el estado de Durango, todos sofocados en horas por los soldados que se encontraban en la zona. Estos ataques no dejaron pérdidas mayores a los comercios cerrados por la inseguridad.

Sin embargo, no pasaría mucho tiempo para que los maderistas organizaran a las comunidades inconformes en un ataque formal para tomar el control de la ciudad un año más tarde, cuando la madrugada del 13 de mayo en 1911 un grupo de casi dos mil campesinos armados con mosquetones y machetes intentara ingresar por la zona oriente de la ciudad de forma frontal a los federales.

Este primer choque se encontraba coordinado por Benjamín Argumedo, el llamado "León de la Laguna", un revolucionario local que había coordinado ataques anteriores en haciendas. Fue elegido por Madero por su "conocimiento de la zona" (según un telegrama de enero en 1911).

Argumedo organizó a los insurgentes en columnas de infantería que intentaron rodear las bases mediante avances laterales, sin embargo la artillería de cañones y morteros federales obligó a una retirada poco organizada después de ocho horas de batalla.

Este descalabro no significó la retirada de Argumedo de la zona de conflicto a pesar de las primeras bajas revolucionarias que, según informes posteriores, contaban hasta 400 (federales reportaban hasta tres veces esa cantidad).

La misma noche del viernes 13 de mayo los maderistas organizaron la infantería en brigadas de por lo menos 70 hombres y nutrieron el centro con caballería, lo que abriría la mayor parte de la zona de la Alianza y permitiría su ocupación posteriormente.

Estos avances menores se convertirían en la oportunidad para que las fuerzas maderistas prolongaran la batalla y obtuvieran posiciones de seguridad, el objetivo hacia la madrugada del sábado 14 de mayo era tomar control de los cañones en San Joaquín desde el oriente hasta la plaza principal.

El control de la artillería en la serranía centró los ataques de ambos lados durante los ya casi dos días de batalla, las bajas para el medio día eran de por lo menos tres mil personas, sin embargo el avance insurgente se mantenía constante hacia la zona centro, donde se encontraba la última guarnición de soldados federales.

Desde el inicio de los enfrentamientos formales el 13 de mayo las fuerzas del Gobierno habrían solicitado refuerzos al general Victoriano Huerta, sin embargo ocupaciones en Chihuahua y Sonora no permitirían el envío de más soldados, por lo que los 700 soldados (con mejor armamento) tuvieron que hacer frente a los embates de Argumedo y su ejército de campesinos.

Una vez que la fuerza de los cañones fue tomada parcialmente por los rebeldes durante la noche del 14 de mayo, los federales optaron por comenzar a replegarse hacia la zona centro de forma paulatina, siendo hasta las 5 de la mañana del 15 de mayo que los insurgentes entraron por primera vez a la zona centro de la ciudad de poniente a oriente.

La derrota porfirista estaba consumada con la pérdida de las posiciones en lo alto de los cerros, por lo que la toma de Torreón se lograría al amanecer del 15 de mayo ante un saldo de casi cinco mil bajas en ambos frentes de batalla.

"Duró días la batalla y significó que a la larga el Gobierno de Díaz cayera y Madero se afianzara en el norte (...). Pero uno de los mitos es que Villa participó la primera vez, seguramente estaba en Chihuahua que era muy importante para él", relata Sergio Corona.

Entre las fuerzas maderistas se corría información sobre empresarios y hogares que ocultaban soldados federales, situación que causó la molestia de Benjamín Argumedo, quien centró la culpa sobre la comunidad china.

La entrada de rebeldes estaba completa para las nueve de la mañana en la plaza principal de Torreón (ahora de armas), por lo que se dio la orden para perseguir y asesinar a toda persona china, tanto en el banco Wah Yick como quienes se escondieran en hogares locales (también estaba permitido matar a quienes los protegieran).

"La mayoría de las tropas de Argumedo eran campesinas, obreros, clases oprimidas que cuando entraron a la ciudad descargaron la frustración en saqueos y genocidio, por que eso fue lo que pasó después, un auténtico genocidio", explica el cronista.

De esta forma la toma de la ciudad desembocó en saqueos y uno de los mayores genocidios de la historia de México, las víctimas del desorden insurgente ascendían a 303 para las diez de la mañana entre niños, ancianos, mujeres y hombres, cientos de cuerpos eran apilados frente a la calles Juárez, Valdez Carrillo y Cepeda.

Este 13 de mayo se cumplen 100 años del inicio de una batalla que significó la eventual retirada del presidente Porfirio Díaz, la toma de una de las principales ciudades en el país para los rebeldes y uno de los episodios de tensión diplomática más significativos del siglo XX con el gobierno chino, mismo que fue incapaz de responder militarmente por la guerra civil en la que se encontraba inmerso.

Luego de esta primera toma vendrían otras ocupaciones en septiembre de 1913, mayo de 1914 y 1915 por el general Francisco Villa; la matanza de ciudadanos extranjeros y saqueos a comercios quedaron estrictamente prohibidos luego de este genocidio.

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