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¿Estómago emocionado?

SALUD

La somatización se puede prevenir. Para ello es necesario aprender a manejar las emociones y sobre todo hacer conciencia de que las dificultades no deben evitarse sino resolverse

La somatización se puede prevenir. Para ello es necesario aprender a manejar las emociones y sobre todo hacer conciencia de que las dificultades no deben evitarse sino resolverse

Cristal Barrientos

Si usted es de las personas que al tener cualquier dificultad de inmediato comienza a sentir dolor de estómago, náusea o diarrea, ponga atención: más que un padecimiento estomacal, dichos síntomas pueden ser indicio de un conflicto psicológico que está afectando su salud.

Muchas personas suelen decir que todo ‘se les va’ al estómago, porque ante cualquier emoción fuerte presentan incomodidad en dicha zona. Además tales molestias continúan apareciendo aunque lleven un tratamiento médico; si esto ocurre, muy probablemente la razón tiene un nombre: somatización.

La somatización es el proceso a través del cual el organismo de incontables individuos convierte los conflictos emocionales en malestares crónicos físicos, siendo más frecuentes los de tipo estomacal. Así, cuando esa gente enfrenta algún susto, una gran tristeza, coraje o estrés, manifiestan cuadros clínicos propios de un padecimiento gastrointestinal, pero los medicamentos no surten efecto en ellos. Como consecuencia van de un médico a otro sin conseguir alivio, ignorando que su problema es psicosomá-tico, es decir, que quien provoca los síntomas es la mente, no el cuerpo.

DE LA MENTE AL ESTÓMAGO

Generalmente los males psicosomáticos se deben a que existe un conflicto psicológico no resuelto; “tiene que ver con aspectos negativos que afectan la personalidad del ser humano”, explica el Psicólogo Roberto López Franco. Es así que al reprimir sus sentimientos, o al sentir angustia y/o niveles de tensión muy altos y no encontrar una solución aparente a su dificultad, la persona sufre una indisposición que se refleja en dolores de cabeza o musculares, fatiga, insomnio, erupciones cutáneas, arritmias o taquicardias, entre otros.

Como ya se mencionó, es más habitual que el estómago ‘absorba’ los problemas, ostentándolo a través de dolores abdominales, diarreas o estreñimiento, náusea, vómito y más. “El aparato digestivo en general es un área muy sensible al estrés”, explica López Franco, y agrega que en términos profesionales, esos síntomas estomacales son conocidos como ‘gastritis nerviosa derivada de una somatización’.

Desde luego, un sinfín de individuos en el mundo enfrenta diariamente una serie de situaciones agobiantes, y la mayoría no presenta reacciones físicas. Esto se debe a que la somatización sólo la manifiestan aquellos que cuentan con una predisposición genética, la cual se combina con el contexto social y el apuro emocional.

Y es que si el organismo responde a una somatización de carácter digestivo, evidente-mente hablamos de que existen ciertos componentes hereditarios que lo predisponen a una mayor sensibilidad del estómago, haciéndolo vulnerable a sufrir alteraciones con más facilidad ante los estímulos externos.

Pero no solamente las dificultades ‘asaltan’ a un estómago sensible, también algo positivo como el enamoramiento puede provocar una reacción en quien suele somatizar, si bien lo más común es que en este caso las molestias sean mínimas, a lo sumo un dolor, sensación incómoda o una ligera diarrea, por ejemplo, ante la expectación que provoca la idea de reunirse con la pareja.

Cabe señalar que tanto hombres como mujeres son propensos a canalizar sus inquietudes hacia el aparato digestivo; asimismo, no puede establecerse un rango de edad que sea más afectado por la somatización, tanto niños como adultos pueden presentarla en algún momento si son propensos a ella.

TRATAMIENTO INTEGRAL

La gente que somatiza sus emociones en el estómago debe solicitar por igual atención gastroenterológica y psicológica. “Es sustancial que reciban ambos apoyos, pues aunque la raíz del problema sea emocional, sí hay un daño físico en el organismo”, advierte Roberto López Franco.

Lamentablemente muchos doctores no aclaran a sus pacientes que sus malestares son de origen psicológico, y al no recibir un tratamiento completo, conforme transcurre tiempo las personas comienzan a tener otra vez molestias, sin importar que cuenten con ayuda farmacológica. También hay médicos que se van al extremo contrario y al notar que el conflicto es emocional, no le dan ningún medicamento al enfermo, arriesgándolo a sufrir daños mayores, por ejemplo una úlcera.

En lo que se refiere al aspecto psicológico, el experto comenta que basta una terapia breve, de 12 a 14 sesiones, en las que se entrena al paciente en la sensibilización y conocimiento de sí mismo, con el objetivo de que aprenda a detectar cuáles son las emociones que provocan sus dolencias.

ATIÉNDASE HOY

La somatización se puede prevenir. Para ello es necesario aprender a manejar las emociones y sobre todo hacer conciencia de que las dificultades no deben evitarse sino resolverse, o de lo contrario el cuerpo será el afectado.

El estrés nos hace vulnerables a sentirnos abrumados por las emociones en general, y en la actualidad forma parte de la vida diaria. Así, para evitar que perjudique nuestra salud, es posible seguir algunos consejos. El primero es tener hábitos alimenticios saludables, para que nuestro cuerpo obtenga los nutrientes que requiere para su buen funcionamien-to. El segundo es generar una dinámica de ejercicios que nos asegure un mínimo de media hora diaria de actividad, con la cual nuestro organismo podrá desahogar las tensiones.

No espere a que sus malestares se multipliquen, pues lo que hoy es un dolor de estómago mañana puede sumar otras molestias como las que ya se mencionaron, entre las que hay algunas de tipo cardiaco; en casos extremos, lo que inicia como una taquicardia podría terminar con un infarto. Si siente que sus emociones perjudican su bienestar físico busque hoy mismo ayuda médica y psicológica.

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