Hu-Ssong, filósofo de Oriente, iba con sus alumnos por el campo. Al pasar por el bosque oyeron el canto de un ruiseñor. Posado en la más alta rama del más alto árbol, el pájaro deshilvanaba su canción. La música llenaba toda la bóveda del cielo, encendía con trinos la mañana, y luego se iba por los hilos del aire para buscar el horizonte. Cantaba aquella ave, y con su canto hacía que Dios fuera más Dios.
De pronto, sin embargo, el ruiseñor vio a los hombres que desde abajo lo escuchaban. Su canto entonces se hizo torpe, y luego se acalló. El paisaje se entristeció con el silencio.
-¿Qué sucedió? -preguntó uno de los discípulos-. ¿Por qué se apagó el canto del ruiseñor?
Respondió Hu-Ssong:
-Porque le preocupó la opinión de la gente.
¡Hasta mañana!..