El sistema educativo en México está marcado por un laicismo mal entendido, que deja de lado los valores humanos universales como si se tratara de aspectos confesionales y en el contexto actual, es urgente definir una laicidad positiva y abierta, que regule la vida política del país, afirmaron los obispos católicos mexicanos en su Carta pastoral con motivo del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, en cuyo contexto conmemorativo "sería un pecado de omisión quedarnos al margen y guardar silencio".
El secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, subrayó en la presentación de ese documento que contiene 72 páginas y 140 numerales, que el desarrollo institucional del país ha significado la evolución hacia un Estado laico en el que se ejerce la libertada religiosa en un sentido amplio, y donde está garantizado el libre ejercicio de la religiosidad.
En el acto -al que asistieron, entre otros, la presidenta nacional de DIF, Margarita Zavala, y el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Carlos Aguiar Retes- Blake Mora subrayó que desde la laicidad del Estado es posible garantizar la libertad religiosa, reconocerla y respetarla.
"Pero hay que ser claros: la laicidad del Estado no necesariamente implica distancia de éste respecto de los distintos liderazgos religiosos, ni el desconocimiento de la relevancia de las actividades pastorales", mencionó el funcionario, quien reconoció el contenido de la carta.
En este texto, los obispos católicos resaltan que el laicismo que se manifiesta de manera amenazante contra la religión no debe tener cabida en una sociedad respetuosa del derecho, y subrayan "que no hay enemigo más peligroso" del Estado laico que el laicismo intolerante que busca disminuir libertades y restringir espacios de expresión".
Blake Mora sostuvo que la violencia con la que la delincuencia organizada ha irrumpido la tranquilidad de la vida social, y la frialdad que demuestra con sus víctimas y el cinismo ante la autoridad, "refleja una enajenación preocupante respecto a sus comunidades, un desapego a la humanidad en sus acciones, pero también en ellos mismos".
Blake insistió en que es necesario frenar el deterioro moral de nuestra sociedad, la cual si renuncia a su humanidad, renuncia a su futuro.
