La historia corría, desbordada, en los corrillos empresariales durante la campaña presidencial del 2000: Carlos Slim, el rico más rico de México, le entregó una aportación idéntica a cada uno de los punteros en las encuestas, con copia al calce del cheque para evitar dudas.
El rey Midas como el rey Salomón en la lucha entre el PRI y el PAN. Francisco Labastida Ochoa contra Vicente Fox Quesada. Que nadie diga que el magnate le apostó a alguno de ellos.
La versión le dio pauta al escándalo al triunfo del panista, cuando se nombró al magnate como consejero de Petróleos Mexicanos, en paralelo al presidente de Cementos Mexicanos, Lorenzo Zambrano; al de Savia, Alfonso Romo, y al empresario Rogelio Rebolledo. "Ya le pagó el favor", decían los impugnadores de uno y otro, por más que para Slim el nombramiento representaba más un dolor de cabeza que un triunfo.
Los nombramientos, a presión del Congreso, fueron trocados por el de "asesores", para luego diluirse en una resolución publicada en el Diario Oficial.
El presidente se había excedido en sus funciones.
La historia viene al caso ante la resolución corregida y aumentada, de una más de las biografías del magnate, ("Carlos Slim, retrato inédito"), ésta bajo la firma de José Martínez y el sello de Océano.
El volumen surge en la coyuntura de la colocación del propietario de Teléfonos de México en la punta de las listas de la revista "Forbes" de los ricos más ricos del planeta, tras su primera aparición en 1992, adjudicándole un capital de dos mil 106 millones de dólares... que dos años después se habían convertido en seis mil 660.
El recuento plantea la ruta de una familia de migrantes libaneses que va creciendo a fuerza de habilidad en los negocios. Sin embargo, existe un capítulo poco explorado en los libros sobre el magnate: "La política como hobby".
La intención es retratar al Carlos Slim como más político que los políticos, al mantener el juego en paz sin comprometerse, pese a la etiqueta de integrante habitual, con Emilio Azcárraga Milmo, el presidente entonces de Televisa, de las giras internacionales del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
Más aún, pese a su integración en una comisión de financiamiento del PRI en dos ocasiones, cuando la encabezaba Miguel Alemán Velasco, y cuando lo hacía el fallecido ex presidente de ICA, Gilberto Borja Navarrete.
El libro narra aquella famosa cena con el propio Salinas de Gortari en que éste, de plano, tras el golpe al ego de calificar a los empresarios gigantes asistentes como "hombres triunfadores", les pidió de plano 25 millones de dólares "para crear y fortalecer el patrimonio del PRI".
En esa ruta habla la visita que el entonces candidato a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, le hiciera a la comunidad libanesa, en cuyo marco emularía al ex presidente Adolfo López Mateos: "Quien no tenga un amigo libanés, que lo busque".
Y si le seguimos, Slim ha logrado equilibrar sus relaciones con los políticos, al punto de no convertirse en blanco para la izquierda, pese a las críticas lanzadas tras la privatización de Teléfonos de México, que hablaban de un acto de favoritismo de Carlos Salinas de Gortari.
Se trata de una sociedad de Carlos & Charlie, decía la sorna.
El volumen, empero, soslaya un episodio poco conocido en la relación entre los Carlos: la traición de Salinas de Gortari a su promesa de facilitarle al magnate la adquisición de la empresa telefónica de Cuba.
Como usted sabe, ésta la adquiriría el grupo Domos del desaparecido empresario de Monterrey, Javier Garza Sepúlveda.
El día del anuncio Slim había viajado en el avión presidencial.
El texto de José Martínez narra la presencia tranquilizadora del magnate ante los tiburones financieros de Nueva York, al lado del ex presidente Ernesto Zedillo, a plena turbulencia por el llamado "error de diciembre" que provocó una fuga de capitales sin precedente.
Más allá, se narran los desencuentros entre el ex presidente Vicente Fox y Slim ante sus planteamientos encontrados sobre los ejes de una reforma fiscal integral.
En la ruta hacia la visión de un empresario en pos de equilibrio, se anotan los millones de pesos que emplea el magnate para pagar las fianzas de miles de indígenas que llegaron a la cárcel a veces por el simple delito de no saber leer o de no hablar "castilla".
En ese marco, la filantropía de Slim ha llegado a los llanos y las barriadas para promover torneos de futbol que han alejado de las drogas o la delincuencia a miles de jóvenes.
Al referirse a la compra de un porcentaje minoritario del influyente diario estadounidense "The New York Times", y antes de un segmento de Televisa del que se desinvirtió, el libro señala que, a diferencia de otros magnates de la comunicación, Slim no quiere jugar al Ciudadano Kane, refiriéndose a William Randolph Hearst.
Slim el político.
Pendiente aún una resolución de la Suprema Corte sobre la legalidad de la llamada "toma de nota" de la Secretaría del Trabajo al final de los procesos electorales internos en los sindicatos, tras una demanda interpuesta por el sindicato minero, la noticia es que el líder de éste, Napoleón Gómez Urrutia, ha sido absuelto por todas las instancias frente a la acusación de fraude que pesaba en su contra.
Estamos hablando del presunto desvío de parte de los 55 millones de dólares que entregó el Grupo Industrial Minero México para prorratearse entre los trabajadores que sobrevivieron a la privatización de Mexicana de Cananea y Mexicana de Cobre.
El dinero se colocó en un fideicomiso del entonces banco Inverlat, hoy Scotiabank, que según las denuncias se había extinguido sin haber cubierto cabalmente su cometido.
El remanente se fue a una cuenta del sindicato, en un escenario en que se dijo que Gómez Urrutia había dispuesto de él para el pago de cuentas personales, entre ellas la tarjeta American Express de uno de sus hijos.
El intermediario de las operaciones está en la cárcel, al igual que el ex tesorero del sindicato.
De acuerdo a una resolución de la Tercera Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, "queda ya firme el hecho de que no hubo conducta ilegal alguna con motivo de la creación, modificación y extinción del fideicomiso".
Habrá que ver qué dice la Procuraduría General de la República.
DESNUDAN A PEMEX
A petición de un particular, el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), acaba de ordenar a Petróleos Mexicanos trasparentar el expediente del caso San Juanico. Estamos hablando de las explosiones del 19 de noviembre de 1984 y el 21 de noviembre de 1990 en las instalaciones de la paraestatal que le dan servicio a las plantas gaseras instaladas en el poblado de San Juan Ixhuatepec.
Tras el primer "accidente" que provocara cientos de muertos, se expidió un decreto del entonces presidente, Miguel de la Madrid, ordenando la reubicación de las gaseras denominadas Gasomático, Unigas, Gas y Servicio de México, VelaGas, BelloGas y Gas Metropolitano, propiedad de los hermanos Tomás y Enrique Zaragoza y Eduardo Ramírez.
La orden se volvió letra muerta.
