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Ranas: su amuleto de la buena suerte.

“Mi espacio consentido es donde aguardan mis ranitas’’ así lo describió Carlos García Carrillo quien desde hace 12 años tiene el gusto por coleccionar figuras de estos animalitos, por lo que actualmente su muestra encierra más de 2,500, traídas de diferentes partes del mundo.

Debido a que su colección es muy amplia, García Carrillo, conocido profesionista lagunero, decidió ubicarlas en su oficina, lugar en el que pasa la mayor parte del tiempo; y así de esta manera permanece al cuidado de ellas.

¿Por qué coleccionar ranitas y no búhos, que es el animal que lo identifica profesionalmente?

Los sapitos siempre van para adelante, y son de buena suerte, por lo que los relacioné con la filosofía de que todo ser humano debe buscar su superación personal en cualquier aspecto de su vida, nunca retroceder, no ser conformistas.

¿Que significativo tiene para usted ese lugar?

Un sentimiento muy especial, cuando estoy estresado, preocupado y hasta triste, me asiento enfrente de “mis ranitas’’, es una grata terapia, ya que las admiro y me causan simpatía a la vez que recuerdo quien me las regalo.

¿Cómo empezó su colección y de que material son éstas?

Inicio con una, que es un pisa papel, después se extendió a 20 más que fueron colocadas en una vitrina que por cierto aún conservo, ahí lucen cientos de ranitas confeccionadas de los materiales: metal, barro, bronce, madera, vidrio, diferentes cristales, cordones, vidrio soplado, plata, por detallar sólo algunas, ha también hay una disecada.

¿De que lugares son estas ranas decorativas ?

Son de varias partes del mundo, como de los países de Canadá, Puerto Rico, República Dominicana, Italia, Francia, Inglaterra, Brasil, Perú, España y de diferentes partes de la República Mexicana especialmente de Guadalajara y de bajío; algunos de los monitos son playeros, de novios contrayendo matrimonio, hay unas miniaturas, todas preciosas y fuera de la común.

“El museo de las ranas’’, así conocen al bufete de Carlos García, quien por cierto platicó que hace meses recibió la llamada de unos vendedores de lote de ranas de la Ciudad de México que le ofrecían la compras de éstas, situación que le llamo bastante la atención porque la distancia que existe entre una entidad y otra.

Confesó nuestro entrevistado, que su esposa Mercedes Araluce así también sus hijos y nietos, cooperan día a día para que la muestra siga creciendo, y de broma dijo “me siento el único dueño de mis ranitas, pero no cuando hay que limpiarlas’’.

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