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A los pies de Sir Paul

El primer concierto que McCartney dio en el país, resultó simplemente inolvidable

A los pies de Sir Paul

A los pies de Sir Paul

ALEJANDRO RODRÍGUEZ SANTIBÁÑEZ

No importó que minutos antes de comenzar el concierto cayeran gordas gotas de lluvia sobre el Foro Sol de la Ciudad de México, pues apenas el helicóptero de Sir Paul McCartney atravesó el cielo, éste se despejó como mandato del Creador para ver en vivo a uno de sus hijos más destacados en el arte de la música y que más influencia ha tenido en la sociedad en las últimas décadas...

Ante el aplauso de tan impresionante público, ataviado de un traje negro tipo oriental, abrió el concierto del jueves acompañado de su característico bajo de madera tocando su Venus and Mars, canción que casualmente trata de cómo el publico espera paciente a que comience un concierto.

Paul de inmediato se dirigió a sus fans en español con un aburguesado acento inglés "¡Hola México, hola Chilangos!" frase que provocó hilaridad entre los asistentes.

 NOCHE 'BEATLE'

Entonces tocó la primera canción Beatle de la noche: All my Loving. El público se le entregó. Paul tomó de nuevo el micrófono diciendo en español: "Trataré esta noche de hablar mexicano" como si éste fuera un idioma, pero todos agradecimos el esfuerzo.

Comenzó Leting Go, otro éxito como solista. McCartney acomodó su bajo para quitarse su saco y quedarse sólo en camisa blanca y tirantes rojos. Se arremangó mientras dijo a los espectadores: "¡hoy hay fiesta en México!" .

Después otra canción añeja Beatle: Got to get into my Life. Terminó y volvió al micrófono: "me tomaré un minuto para verlos a todos -mientras repasaba el Foro con la mirada- estoy impresionado, son muchos!". Y es que sí éramos... 60 mil personas. Agradeció tan fiel asistencia y tocó Let me roll it. Entonces fue cuando dejó su elegante bajo y subió otra plataforma para instalarse en su agraciado piano regalando The Long and Widing Road, donde estuvo acompañado por la oscuridad y miles de celulares prendidos que adornaron las gradas.

Paul McCartney decidió tocar enseguida Let'em In, y los encendedores hicieron su aparición. Paul, desde su piano, volteaba sorprendido hacia las gradas disfrutando el improvisado espectáculo luminoso que el público mexicano le regalaba. Terminó la canción y Paul mencionó en su flemático inglés: "lo que hicieron con los encendedores fue maravilloso, nunca lo había visto. Esto sólo ocurre en México", palabras que causaron la ovación general. Aún visiblemente emocionado, pidió al público que volviera a hacer lo de los encendedores, y con guitarra en mano improvisó una sencilla pero emotiva canción: Shining Lights in Mexico (Luces Brillantes en México) que terminó por concluir la comunión entre leyenda musical y fieles seguidores nacionales.

"Esta canción la compuse para el amor de mi vida, Linda, pero esta noche es para ustedes", enseguida entonó la romántica My Love. Siguieron las clásicas Two of Us, Black Bird y Eleonor Rigby que fueron un deleite para todos los antaños beatlemaniacos.

 Y LENNON SE HIZO PRESENTE...

"La siguiente canción la escribí para mi gran amigo John Lennon, a quien quiero y extraño".

Fue quizá el momento más emotivo de la noche, pues aplaudimos con las lágrimas al borde de la traición. Paul, con el corazón, interpretó Here Today (Aquí Ahora), mientras aparecían en el escenario imágenes de John y Paul juntos en su juventud.

Terminó para seguir con los homenajes: ahora tocó el turno a George Harrison, que fue recordado por McCartney tocando su excelente Something (Algo...) y que también fue acompañada por añejas fotografías de ambos.

El Foro Sol se encontraba en su momento más emotivo. El Beatle vivo se percató que nos acompañaba la luna llena y nos hizo aullar como hombres lobo en otro magnífico momento de improvisación. Siguió el popurrí que abre Band on the Run (Banda en el Camino), continuó con I Have a Feeling y con Back in the USSR.

"La siguiente canción, nunca la hemos tocado en un concierto, esta vez, en México, será la primera vez que lo haremos" para enseguida iniciar con la increíble Obla Di- Obla Dá que forma parte del magistral Álbum Blanco.

Y regresó a homenajear a su colega John Lennon: tocó con todo sentimiento A Day in The Life junto con Give Peace a Chance (Dale una Oportunidad a la Paz) canciones símbolo de John y su lucha social.

Los mexicanos no dejamos de aplaudir tan oportuno detalle. Entonces regresó al piano y se volvió el Paul clásico: las inmortales Let it Be, Hey Jude y Live and Let Die que estuvo espectacularmente acompañada por fuegos pirotécnicos.

Paul se despidió del público mexicano enviando mil y un besos. Pero el grito de "¡Paul Paul! era unánime y ensordecedor, de modo que volvió al escenario, ahora portando una gigante bandera de México, situación que provocó el afecto popular. Day Tripper, Lady Madonna, Get Back, Helter Skelter, y por supuesto no podía faltar la catalogada mejor canción del Siglo XX: Yesterday, para terminar con la despedida del Sargento Pimienta y el impresionante popurri final del álbum Abbey Road.

Los mexicanos simplemente no dejaban de aplaudir, de vitorear, de entregarse a la leyenda viviente. Un afortunado fan, desde su lugar, lanzó al escenario la playera de la Selección Mexicana de Futbol. Paul McCartney la recogió, no perdió de vista al aventurado fan, y desconectando su elegante bajo, lo firmó y se lo envió como regalo. Todo el estadio gritamos de envidia, emoción y sorpresa. Así terminó el concierto. Con un público del todo entregado y con un Paul McCartney visiblemente sorprendido del amor y la peculiaridad de su público mexicano.

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