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Profesores

Diálogo

YAMIL DARWICH

Existen tres profesiones que tienen que ver, directamente, con la salud integral del ser humano: el ministro religioso, que atiende al alma; el médico, vigilante de la salud del cuerpo y mente; y el profesor, dedicado a cultivar y hacer florecer el espíritu.

El día quince de mayo, está dedicado a reconocer al profesor; a ese que cada día se le dificulta -aún más- hacer un buen trabajo, por razones distintas, entre ellas: la mala interpretación de los "derechos humanos", el sindicalismo mal aplicado y la invasión al magisterio de personas que no cuentan con el perfil humano adecuado para enseñar.

Habrá que felicitar a esos que saben vencer las dificultades y pasar por encima de las tentaciones que se les presentan en el ejercicio diario, para no atender su noble cometido: enseñar a los que no saben.

Usted analice si es, o no, difícil ser profesor; que para hacer su trabajo necesita de:

Predicar -empezando con su ejemplo- sobre los valores humanos que dan orden y sentido a nuestra vida social, pero teniendo cuidado de no ser descalificado por moralista, mocho o anticuado.

Tener la formalidad suficiente, esa que se requiere para que se establezca una relación de respeto entre maestro y alumnos, pero... evitando se le considere un amargado, deprimido, insensible ante la "difícil situación que atraviesan sus pupilos en este mundo complicado".

Ayudar a sus estudiantes a formarse un sentido crítico en cultura general, incluyendo la cívica y política, siempre previendo no parecerles partidista o politiquero, sabedor que algunos compañeros o superiores podrán interpretar sus intenciones como "ajenas al partido".

Ayudar a los alumnos a corregir sus malos hábitos o actitudes para hacerles mejores seres humanos, que en sí es buena parte de su función como profesor, pero cuidándose del lenguaje oral o corporal utilizado ya que, ante cualquier yerro, será acusado de violento ante autoridades educativas, civiles o con los defensores de los derechos humanos, que desconocen la otra parte de la responsabilidad: promover las obligaciones humanas.

Ser simpático, para que los estudiantes lo acepten y logre su atención en la materia que imparte, cuidando que la disciplina no se salga de lo conveniente o que sus estudiantes no le acusen de "confianzudo o malhablado".

Saber sortear el reto de la juventud, porque fácilmente lo acusarán de incompetente por inexperto; tampoco ser muy viejo, porque será señalado por padecer senilidad o arterioesclerosis cerebral, incapaz para el puesto, candidato al despido o materia de jubilación.

Tener mucho cuidado al atender a algún estudiante, -particularmente si es de sexo contrario- cuando descubra que necesita atención especial y temporal por vivir problemas familiares o personales que interfieren su desempeño escolar; pero deberá estar consciente de los maliciosos, que estarán atentos para tergiversar o malinterpretar sus reales intenciones, "metiéndole zancadillas".

Si es director o tiene algún puesto de autoridad ante sus compañeros, más le vale ser paciente como Job, agradable como los días de asueto, comprensivo como una madre mal educadora, servicial como un esclavo, además de atento, eficiente, solidario, experto en reglamentos sindicales, etc.

Valdría la pena que, de regalo por su aniversario, pudiéramos ofrecerles cursos de paciencia ante algunos padres de familia quienes creen que la responsabilidad de educar a sus vástagos es únicamente del "profe"; comprender la difícil tarea de ser padres trabajadores o divorciados y, sobre todo, entenderlos porque "a un hijo se le quiere hasta maleducarlo".

Si sólo se tienen horas frente a grupo: respetar a sus compañeros que han logrado con su esfuerzo ganancias sindicales, que les defienden de los abusos que anteriormente se cometían en sus personas; hacerse solidarios con ellos y, sobre todo, "no hacer olas" trabajando de más o haciendo actividades extraordinarias que evidencian y hacen notar sus carencias o desinterés.

Felicitemos a esos profesores, que entienden su trabajo como algo que profe-san, yendo a favor de la fe, en aquello que creen.

Felicite a quienes sintieron la vocación del servicio educando y que disfrutan del placer de ver su esfuerzo continuado en el buen desempeño de sus ex alumnos.

Piense en los profesores que ya están jubilados, quienes aún con el paso de los años, sienten la terrible nostalgia del aula; en los directivos, que toman con alto compromiso el reto educativo que les representan las limitaciones de la escuela en que sirven.

Para ellos: nuestras felicitaciones y agradecimiento por su esfuerzo, siempre participando en hacer un México mejor.

Si usted conoce a alguno de ellos, le pido que lo felicite en su día "del maestro" y que le den las gracias por ser buenos profesores; tal vez usted recuerde alguno que influyó en su vida y quizá llegue a memorar alguna anécdota constructiva, enseñanza dada o situación divertida y compartida con él.

¿Por qué no lo busca y le agradece?

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