"E Se mugrero de la gente, como le llamen, porque a fin de cuentas están dando 200 pesos... es como el perrito, le ponen un hueso en la boca para que no ladre, para que no muerda".
Seguramente cuando dijo esto Carlos Orta Canales, diputado local panista, no pensó lo que estaba haciendo, ni tampoco en las consecuencias de sus palabras. En su verborrea se encierra un gran desprecio hacia los coahuilenses, a los que llama "perritos" por aceptar los beneficios de la actual Administración estatal.
Es increíble que un diputado se atreva a insultar a un pueblo para el cual debería de trabajar. Pero ¿qué pudo motivar su odio hacia la gente?
En primer lugar, pudiera ser que como los coahuilenses no lo eligieron como diputado, guarda un rencor al electorado por haber tenido que llegar al Congreso por la vía plurinominal.
Quizá su odio también pueda deberse al gasto que hace el gobernador Moreira en los más desprotegidos, en lugar de conseguir más recursos para el Congreso para que así él pueda recibir un poquito más de sueldo y prestaciones, aunque a cambio de ello sólo ofrezca insultos a los ciudadanos.
A lo largo de su Administración, Humberto Moreira ha impulsado incontables acciones que han cambiado el rostro a todos los municipios de la entidad. Obras viales, recursos para el campo, acciones culturales, programas para los más desprotegidos, construcción sin precedentes de espacios educativos y de salud, y atracción de importantes fuentes de empleo, entre muchas otras acciones, han transformado a Coahuila.
Por tal motivo el PAN ha sido prácticamente borrado del territorio estatal. El buen trabajo del Gobierno del Estado, las frecuentes disputas internas en el albiazul y la ausencia de una dirección cuando menos aceptable, han provocado que Acción Nacional deje de ser una opción para miles de ciudadanos.
Ante esta situación, los panistas sólo se han dedicado a atacar la figura del Gobernador para ver si de esta manera pueden reparar su prestigio tan cuestionado ahora por la falta de resultados en sus Administraciones.
De entre todas las acciones estatales, quizá la más criticada por los panistas sea la de las Tarjetas del Hogar.
A principios de 2010, el secretario de Desarrollo Social en Coahuila, Jorge Torres López, anunció que se presentaron algunas "anomalías" en el programa "Monedero de la Gente". Incluso el mismo Gobernador del Estado dijo que la inadecuada supervisión generó la duplicidad en el 20 por ciento del padrón de beneficiarios, por lo que después el Monedero de la Gente se sustituyó por la Tarjeta del Hogar.
Esto lo aprovecharon los panistas, al grado que Guillermo Anaya solicitó en el Senado una amplia auditoría al programa social coahuilense.
Bastante gracia despierta entre los ciudadanos que los albiazules se rasguen las vestiduras por algo que el mismo Gobierno del Estado anunció, reconoció y solucionó. ¿Son incapaces de realizar sus propias investigaciones? ¿Acaso su "oposición" radica en criticar algo que el propio Gobierno sacó a la luz?
Por desgracia, los mexicanos somos víctimas ahora de la falta de experiencia y capacidad del Gobierno panista. Y esa misma incapacidad es la que aflora en nuestro Estado.
Da vergüenza ver los dislates que día a día cometen los panistas en todo el país. Da vergüenza que Carlos Orta crea que 200 pesos mensuales es el huesito para callar al "perro", es decir, a la ciudadanía. Quizá para él no son nada, sobre todo si tomamos en cuenta su hinchada quincena o lo que gastó en arreglarse la dentadura, que por cierto, tuvimos que pagar todos. Pero esos 200 pesos, señor Diputado, pueden servir de mucho a los más pobres y a los más desprotegidos, como ancianos o madres solteras.
Si los panistas quieren volver a ser un partido importante en Coahuila, deberán acercarse más a las demandas de la población, y alejarse de posturas petulantes en las que aflora un desprecio a los ciudadanos.
