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Paquete fiscal evidencia errores panistas y divisiones priistas

JESÚS CANTÚ

La aprobación del paquete fiscal en la Cámara de Diputados y su tránsito al Senado evidenció la novatez y desaseo político de los operadores panistas, empezando por su dirigente nacional César Nava, y la cada vez más clara división al interior del PRI, que puede generar más encontronazos entre las dos cámaras del Congreso de la Unión.

Si bien el paquete fiscal aprobado por los diputados no era exactamente el propuesto por el Ejecutivo federal, básicamente por el presidente y el secretario de Hacienda, sí era muy cercano y casi plenamente satisfactorio para ellos. Y aquí aparecen los errores de operación: primero, Hacienda y, el Ejecutivo en general, no se tomaron la molestia de negociar, o al menos, informar formalmente los cambios, con su bancada, dan por un hecho que los diputados blanquiazules tienen que seguir la línea de su coordinadora; segundo, es evidente que tampoco tomaron en cuenta al líder de su partido, que se enteró como todos los diputados simplemente cuando recibió la orden de apoyar; y tercero, el joven líder blanquiazul sin consultar con nadie trata de cargar los costos del alza al IVA, la propuesta más rechazada por la población en general, al PRI.

El PRI nuevamente muestra su oficio político y para marcar su distancia simplemente filtra un oficio del subsecretario de Hacienda, José Antonio Meade, dirigido al presidente de la Comisión de Hacienda en la Cámara, el también panista, Mario Becerra, en el que señala: "Para resolver este punto del paquete fiscal al cual no se ha llegado a un acuerdo [el 2 por ciento propuesto] y con el ánimo de construir los consensos necesarios entre los diferentes grupos parlamentarios representados en esa Cámara, esta secretaría [Hacienda] considera una alternativa incrementar en un punto porcentual la tasa del Impuesto al Valor Agregado, tanto la general, como la aplicable en la frontera".

Al día siguiente, el jueves 22, tanto la dirigente nacional, Beatriz Paredes, como otros connotados priistas aprovecharon las declaraciones de Nava para disfrazar sus diferencias. Es evidente que el aumento del IVA fue un asunto negociado con los gobernadores, encabezados por Enrique Peña Nieto, que saben que de cada peso adicional que se capte por esta vía, el 30%, casi la tercera parte, les llegará directamente a sus gobiernos.

Así los principales interesados en apoyar esta iniciativa, que sí les permite recibir recursos adicionales, contra la del 2% generalizado al consumo para combate a la pobreza, que se pretendía utilizar para apoyo a los programas federales, pero sin repartir recursos a los estados.

Los más interesados en recibir más recursos son los gobernadores de los ocho estados gobernados por priistas que tendrán elecciones el próximo año: Chihuahua, Durango, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán, salvo este último en todos los casos hay elecciones para gobernador. Una buena parte del éxito electoral del PRI descansa en el manejo de los recursos públicos para hacerse de clientela electoral, sea por la vía de regalos (el Metro y el agua gratis, como hizo el gobernador neoleonés en plena contienda electoral, o el aumento inusitado en la distribución de despensas, al estilo Peña Nieto) o por la vía de presionar a los electores para que voten por su partido a través de retenerles su credencial de elector, pasar por ellos el día de la jornada electoral, obligarlos a mostrar fotos de su boleta cruzada por un partido político y otras más, como muestra la encuesta que realizó la organización de la sociedad civil, Alianza Cívica, en 23 distritos de diez estados de la república, donde el 28% de los encuestados manifestó haber sido víctima de alguna de estas prácticas.

Estas prácticas no son exclusivas del priismo, se han extendido a todos los partidos políticos, sin embargo, como los tricolores retienen 19 gobiernos estatales, contra 7 de los blanquiazules y 6 de los amarillos, son los que más aprovechan las participaciones federales a los estados. Por ello no es de extrañar que las declaraciones de todos los gobernadores en funciones hayan sido favorables a la reforma fiscal.

Así, dentro del PRI, por un lado se encontraban los gobernadores, encabezados precisamente por Peña Nieto, que aunque no tiene elecciones el próximo año, sí quiere conservar su caudal de recursos para continuar con su posicionamiento televisivo para estar en una inmejorable posición para competir por la Presidencia de la República y, que operó a través del coordinador de los diputados tricolores, Francisco Rojas; por otro, Manlio Fabio Beltrones, que prefiere erigirse como el defensor de la ciudadanía y aprovechar sus buenos oficios para beneficiar a los poderes fácticos, particularmente a Televisa, a través del control de los senadores priistas, así como de un puñado de diputados.

Y con una tercera posición, Beatriz Paredes, que aprovechó la intervención de Nava para culparlo de cualquier cambio en la posición tricolor, pues "Estas declaraciones -además de inoportunas, además de tener un claro cariz electorero, además de pretender involucrar a quienes con responsabilidad han actuado en el marco de una situación difícil para la Patria- enrarecen el ambiente político de diálogo", y señaló que junto a los coordinadores de las bancadas priistas y ahora los gobernadores, definirán su nueva posición.

Así aunque la aprobación del paquete fiscal en el Senado siempre estuvo en riesgo, por las diferencias priistas, la inoportuna y vociferante intervención de Nava, fue un pretexto inmejorable para cubrir esa división tricolor.

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