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Nava, uno en la Cámara, otro en los medios

LUCRECIA MARTÍNEZ

Parecía que ya se habían puesto de acuerdo en la Cámara Baja, respecto al paquete fiscal, si así se le quiere llamar a la simple elevación de impuestos, no el dos por ciento extra sino un IVA generalizado del 16, ya no supimos si para "combatir" la pobreza o más bien para aumentarla, por mencionar lo más notable y lo que ha causado más controversia. Hubo abrazos y aplausos, pero al día siguiente, Nava, el presidente del PAN recién estrenado como perdedor en Coahuila y Tabasco, amaneció convencido, tal vez soñó, de que la agenda había sido del PRI, y que ese partido era el único responsable.

La respuesta del PRI no se hizo esperar, y retiró de inmediato su apoyo al famoso paquete, que como todo mundo lo sabe, llegó directamente de Los Pinos, le envió, se negoció, se aprobó y luego se rajó.

Queda claro que Navita no se hizo para atrás por sus propios pantalones, la línea se la dieron también de Los Pinos, porque resulta que la "valentía del Presidente" brilla por su ausencia y seguro no tomó en cuenta algo ó a alguien y en el afán de quedar bien, se llevó de por medio a su amigo y a su partido, que pagaron los platos rotos y por si eso fuera poco, se abre aún más la brecha de discordia que heredamos del baboso irresponsable de Fox.

La democracia se construye constantemente y es a base del diálogo como se llega a acuerdos que son necesarísimos para gobernar. En todos los congresos del mundo existen las discrepancias, pleitos y hasta inclusive golpes e insultos; pero se logran los acuerdos y una gobernabilidad, lo terrible es que acá en México ni aún así nos pongamos de acuerdo y que un diputado-presidente de un partido, haga al otro partido responsable y no quiera pagar los costos que significa el uso del poder y el desgaste que conlleva la gobernabilidad; y si no hay transparencia en el uso de los recursos, es muy difícil que en materia de impuestos se tenga un apoyo ciudadano, porque eso de "abatir la pobreza" es muy ambiguo. No somos transparentes porque nos cuesta mucho trabajo a los mexicanos serlo, ni el Estado, ni la Iglesia, ni las fundaciones, ni las ONG, ni el Ejército ni les empresarios son transparentes en este país, ocultar es el deporte favorito. Nava oculta el acuerdo y luego traiciona.

Y mientras tanto siguen gastando de lo lindo, los ingresos de por sí menguados se siguen yendo a gasto de cuenta corriente, una aparato burocrático obeso e inoperante, que chupa toda la energía que debería encaminarse a buscar soluciones de fondo, inversión, seguridad y empleo. Estamos de acuerdo que a nadie nos gustan los impuestos y efectivamente junto a las cuotas de Infonavit y Seguro Social, la carga se hace muy pesada para las empresas en esta crisis que va a ser histórica; el desempleo llega a cifras escalofriantes e inclusive algo impensable, ha bajado el consumo de gas y gasolina y eso solamente se explica porque en verdad la gente no tiene dinero, está endeudada y no tiene trabajo.

La situación se está volviendo insostenible en un México de contrastes, millonarios, pobrísimos y una clase media atrapada que no ve lo duro sino lo tupido, tratando desesperadamente de salvar sus negocios y las fuentes de empleos que éstos representan frente a un Gobierno indiferente, sordo, ignorante y soberbio.

Y si a esto le agregamos que no se puede confiar en los acuerdos y que se busca en ellos fines electorales estamos fritos; y que una señora que no pudo con la SEP y un muchachito que sabe Dios de donde vino, en la comodidad y el disfrute que ser muy cuates del Presidente les da y en su afán de poner por delante sus fobias y odios partidistas, echan por la borda acuerdos, por pírricos o magros que éstos sean, es el inicio de un camino que se está construyendo muy difícilmente en el diálogo que puede tardar años en construirse, y un solo momento en destruirse.

No vemos un plan a largo plazo ni siquiera un programa, ni tributario ni de gasto ni de proyecto de nación, va a tomar años en que nos repongamos del atraso que ya casi es irreversible, no hemos tenido gobiernos que visualicen las áreas de oportunidad y casi diría que nos hemos perdido el tren de la historia.

Qué tiempos aquéllos los doce años que fue secretario de Hacienda, Ortiz Mena, con un crecimiento de un seis y medio por ciento anual, sin IVA ni IETU ni los precios que ha alcanzado nuestro crudo, esos tiempos que han declarado los libros de historia del Gobierno de "la manos limpias" como de gobernantes monstruosos, dictatoriales e innombrables. El juicio de la historia deberá ser implacable.

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