“No vamos a eliminar las drogas o la violencia durante mi vida”.
Gil Kerlikowske
Los grandes teóricos militares saben que en cada guerra es importante definir la victoria. De lo contrario puede uno empeñar hombres y recursos en un esfuerzo imposible.
Gil Kerlikowske, director de la Oficina Nacional de Política de Control de Drogas de los Estados Unidos, quien estuvo en México la semana pasada, sabe que si la victoria en la lucha contra las drogas se define como la eliminación del consumo o de la violencia, estaremos peleando una guerra condenada a la derrota. Ni el uso ni la violencia van a terminar en un futuro previsible.
Es verdad, como el propio presidente de México ha señalado, que el precio de la cocaína se ha elevado en los últimos años. Kerlikowske muestra las dos partes de la ecuación: “La pureza ha disminuido. El precio se ha incrementado. El uso ha descendido… Pero en cambio el empleo de medicamentos de receta se ha incrementado. Si la droga no está en las calles, bien puede estarlo en el gabinete de medicinas de la casa”. Por otra parte, señala, el cultivo hidropónico de marihuana en casas en los Estados Unidos y en México ha aumentado.
En un tema en que prevalece un fundamentalismo poco creíble entre comandantes y políticos, el nuevo zar antidrogas del Gobierno estadounidense parece más realista. Kerlikowske fue militar por conscripción. Pasó a ser policía en su estado natal de Florida. Ocupó posiciones de mando tanto en Florida como en Buffalo, Nueva York. De 2001 a 2009 estuvo al mando de la Policía de Seattle, Washington, donde ganó reputación de duro pero redujo las tasas de delincuencia a un nivel no visto en 40 años.
En 2003 se llevó a cabo un infructuoso referéndum en Seattle para hacer del delito de posesión de marihuana para uso personal una “baja prioridad” para la Policía. Kerlikowske se opuso públicamente, pero reconoció que la posesión de marihuana era ya una baja prioridad para su Policía. En su nueva responsabilidad ha dicho que la legalización de las drogas no está en su vocabulario ni en el del presidente Barack Obama.
Obama, sin embargo, es el primer mandatario de los Estados Unidos que ha reconocido públicamente haber usado marihuana y cocaína durante sus años de estudiante (Bill Clinton afirma que probó la marihuana pero sin inhalar, mientras que George W. Bush, quien sufrió de alcoholismo, no reconoce haber usado drogas). Si se le hubiera aplicado la Ley, Obama quizá habría pasado la vida en la cárcel en lugar de llegar a ser el primer presidente negro de los Estados Unidos. Los encargados de la lucha contra la droga no pueden cerrar los ojos ante el hecho de que millones de estadounidenses que hoy llevan vidas productivas y son respetuosos de la Ley emplearon en algún momento drogas prohibidas.
Kerlikowske dice que los gobiernos de México y Estados Unidos deben acompañar su lucha contra el narcotráfico con educación para disminuir el consumo. Esta es una posición políticamente correcta, pero la experiencia sugiere que difícilmente tendrá éxito. Por lo pronto, como lo señala el propio zar antidrogas, los logros en la lucha contra el tráfico no han llevado más que a un cambio en la demanda, de la cocaína a las drogas de receta, y a un cultivo mayor de marihuana en casas particulares con técnicas de hidroponia. Si la victoria se define como la eliminación o la reducción del consumo de drogas, la lucha ha concluido hasta ahora en una contundente derrota.
CATARRITO
¿Dónde quedó el catarrito mexicano provocado por la neumonía estadounidense? Mientras la economía de Estados Unidos tuvo una caída de 1 por ciento en el segundo trimestre del 2009, la de México registró un desplome de 10.4 por ciento. Estados Unidos y México miden la expansión o contracción de sus economías de formas distintas, pero las cifras sugieren que la neumonía de México ha sido muchas veces más fuerte que la de Estados Unidos.
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