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Culturas populares y 'cultura pop'

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

La semana pasada murieron dos grandes de la música; Roberto Díaz Hornedo, "Beto Díaz" y Michael Jackson, conocido en todo el mundo como el "Rey del Pop".

La comparación es asimétrica por tratarse de dos personajes cuya obra tiene alcances geográficos muy distintos sin embargo, la música es universal y en el caso, ambos artistas han influido y seguirán influyendo en la sociedad mexicana.

Beto Díaz interpreta a las grandes orquestas de todo el planeta, con lo que esa música de factura popular adquiere carta de naturalización en México; nace en un hogar en el que hacer música es un modo de ser y de vivir, factor de integración familiar y social, camino de búsqueda y encuentro con el bien, la verdad, la belleza.

A los doce años organiza su primer grupo y adquiere madurez profesional como fundador y director de la Orquesta de Provincia. Beto Díaz es un digno protagonista de carne y hueso de la Suave Patria, en cuyos versos otro zacatecano Ramón López Velarde, inmortalizó la vida cotidiana nacional.

Beto Díaz es fresnillense, mexicano y universal y por ello supo interpretar a su propia medida y a la nuestra composiciones que han dado la vuelta al mundo, para acompasar el baile en pareja con la coordinación rítmica y el contacto visual que implica.

La música popular es la expresión de una comunidad sin fronteras que cobra identidad concreta al convertirse en canto y ejecución instrumental a disposición del auditorio, según la experiencia de cada persona respecto al paisaje natural y el entorno social, el amor y el desamor, el gozo y el sufrimiento, las vivencias y los recuerdos.

La música popular puede ser considerada ingenua en comparación con la música de concierto u operística, pero al tener su origen en las experiencias diarias de la vida humana, da lugar a expresiones individuales profundas y auténticas. Su simplicidad es de la clase que conduce a la grandeza.

Beto Díaz obtuvo el reconocimiento artístico de por sí y el éxito económico por añadidura. Muere en gira por las carreteras de la Suave Patria entregado al oficio de llevar alegría a sus semejantes a sus setenta y cuatro años de edad, suscitando emociones por medio de un género musical que fortaleció su identidad y la nuestra, en sus dimensiones personal, provinciana y universal.

En el caso de Michael Jackson, también músico desde el seno familiar, apareció ante el público exhibiendo la frescura de su niñez y su innegable talento. Abandonó la música popular afroamericana en su sencillez de origen, para hundirse en la llamada cultura pop, convirtiéndose en el "Thriller" al que como el Fausto de Goethe entregó su identidad y su vida.

El destinatario del pop es la sociedad masificada. La masa como tal no conoce vivencias de primera mano, sino actitudes impersonales copiadas y estandarizadas, por eso la llamada "cultura de masas" que es signo de nuestro tiempo, se orienta a la producción en serie y determina el éxito en lo cuantificable y lo vendible. En esa cultura se inscribe el pop, del cual Michael Jackson es víctima y rey sin trono ni reina.

Se hace música pop en línea industrial como se fabrica mercancía vendible, para un consumo deshumanizado y voraz. Para la melodía, la armonía y la orquestación, el pop cuenta con especialistas que montan la producción conforme a las leyes del mercado para ganar dinero, por ello la característica fundamental de este tipo de música es la estandarización. El pop ofrece lo que a nadie disgusta y lo que nadie exige en cuanto a gusto.

Este género no pasa de estimular sensaciones físico mecánicas, masifica al hombre, lo mantiene en un estado de inmadurez y lo vuelve musicalmente inconsciente, alejándolo de la valoración estética y del concepto de verdad, que dicha valoración entraña.

Por eso la vida y muerte de Michael Jackson es una tragedia. Fue tragado por el remolino del éxito comercial, al precio de su identidad primero artística y luego personal. La quiebra económica en este caso no es nada junto a sus causas: El vacío existencial y la muerte en vida. Descanse en paz.

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