Las campañas que actualmente se desarrollan en nuestro país sirven para conocer más a fondo a los candidatos, pero también para pasear la ignorancia y, sobre todo, para desarrollar una "guerra sucia" que a nadie beneficia, menos a nuestra democracia que, siendo una de las 18 que llegaron a la alternancia concluyendo el siglo XX, no ha entregado los resultados que la sociedad espera.
Los líderes partidistas "se hacen como el tío Lolo": ignoran o les vale más que puritita "máuser" que la "guerra sucia" genere a través de videos, libros, golpes bajos, escándalos políticos, difamaciones y calumnias, un desencanto entre la ciudadanía y conduzca a la nación a un alto abstencionismo para las elecciones del próximo domingo 5, la cual lo único que hace es debilitar nuestra democracia.
Los escándalos -al margen del partido político que pertenezcan- entre los expresidentes De La Madrid y Salinas; el florilegio exacerbado y protagónico de Fox; el libro Derecho de réplica del argentino-mexicano Carlos Ahumada; el golpeteo al senador Monreal; la guerra interna de tribus perredistas y la demás "guerra sucia" de las campañas, lo que hace es distorsionar aún más la demeritada imagen de los partidos, los políticos y la política, y reafirmar la creencia popular de que la política sólo sirve para el escarnio y el enriquecimiento "explicable".
La ciudadanía espera que la clase política se ponga de acuerdo en el proyecto de nación que construirán para el siglo XXI, en las tres grandes propuestas legislativas; que coincidan las fracciones partidarias, y que se den las grandes reformas que nos inserten con éxito y competitividad en la globalidad, en un gran acuerdo nacional para la reconciliación que tanta falta nos hace para avanzar civilizadamente.
Es decir, los ciudadanos quieren el rediseño de los partidos, para que busquen subir la intención del voto y aceptación ciudadana con propuestas que solucionen los problemas, atacando frontalmente el desempleo -problema que de acuerdo a las encuestas es prioridad para la población-, enfrentando unidos la ola de inseguridad que afecta a las familias, no que aprovechen la palestra y las campañas pagadas con el erario público para, en una "guerra sucia", dedicarse a saldar viejos agravios políticos, familiares o personales.
Si los políticos quieren que la ciudadanía salga a votar el domingo 5 de julio, deben rediseñar las campañas y con ellas sus partidos; más de 77 millones de mexicanos empadronados están en la espera de ser enrolados con propuestas, no con la "guerra sucia" de las descalificaciones que nos conducen a un desastroso abstencionismo, el cual pone en evidencia la ausencia de resultados tangibles de nuestros partidos y sistema político.
Lo de nuestros políticos y candidatos me recuerda la ocasión aquélla en la que el viejo Filósofo, después de tanto ver en la televisión la Cámara de Diputados, decidió ir a la Ciudad de México a conocerla, emocionado, en su modesto "vochito", llegó hasta un costado del mismo, estacionándose.
Inmediatamente se apersonó ante él un policía de tránsito y con un tono de voz ampuloso, propio de su alta investidura, le dice:
--¡Oiga, viejo campesino!, ¡quítese a la jodida de ahí!... no estacione aquí su carro, que van a salir los diputados.
--No se preocupe, señor oficial -responde amablemente el Filósofo-, ¡¡lo tengo asegurado!!
