Son herederos de un legado

Para los cuatro embajadores de la cultura cardenche, últimos herederos de una dinastía oral cuyo canto aún hace eco desde Sapioriz, Durango, hasta el más pequeño rincón de La Laguna, la mañana del 4 de marzo vivirá por siempre en su memoria y en el subconsciente colectivo de los habitantes de su población, como el día en el que recibieron de manos del Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, El Premio Nacional de Ciencias y Artes.

La voces de cuatro laguneros conservan el último registro histórico del cardenche, la identidad cultural de una región, que a manera de juglar ha sido trasmitida por varias generaciones, que dieron vida a este canto popular desde finales del Siglo XIX y principios del XX.

Don Antonio de 74 años, es la voz principal en tenor o primera, mientras que don José Guadalupe de 63 años, es la voz de arrastre, don Genaro hace la grave o baja y don Fidel a sus 65 años está en la voz contralta.

"Pero a mí no me divierten los cigarros de la dalia, pero a mí no me consuelan esas copas de aguardiente...". Después de 150 años de tradición oral, este tipo de versos son los que actualmente se mantienen vivos alrededor de las rancherías de la Comarca Lagunera de Durango y Coahuila. Sin embargo, a pesar de haber sido reconocido como patrimonio cultural desde hace años, México sólo cuenta con un pequeño grupo de cantantes activos que intentan legar esta tradición musical desde Sapioriz y Ciudad Lerdo.

Para los laguneros que se inscribieron en la historia del Premio Nacional de Ciencias y Artes, en cierta medida la difusión que se ha logrado de la música cardenche ha sido gracias a la Dirección de Culturas Populares de Lerdo. Un trabajo que intenta no sólo dar a conocer esta tradición oral como parte del patrimonio cultural de los laguneros, sino proyectar programas que logren conservar los registros que, a lo largo de siglo y medio, narran la evolución de este género que ya hace parte del catálogo musical del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

El sociólogo Francisco Cázares, de la Dirección de Culturas Populares, comenta que el origen del cardenche pudo ser muy rico y extenso en otras épocas. "Incluso hay quienes opinan que el origen del cardenche deriva de los cantos corales religiosos, dada su semejanza con las alabanzas y misas, aunque recordó otras versiones que hablan de que fue trasladado por ex esclavos negros de Estados Unidos, o que es imitación del aullido del coyote o del viento en las cuevas del desierto".

 LAS GENERACIONES

Don Antonio espera que este tipo de expresión artística se siga manteniendo como patrimonio cultural, ya que lo que ellos cantan hoy día, es el resultado de una enseñanza trasmitida por sus padres, quienes después de un largo jornal, se reunían en torno a una fogata y relataban las historias que los actuales músicos conservan. "Nosotros no hemos querido musicalizar estas canciones por respeto a los primeros cardencheros, por continuar con la herencia que nos dejaron nuestros padres, ponerle música sería cambiar esa tradición, y con la canción cardenche hemos llegado a muchas ciudades del país y los Estados Unidos", comentó don Antonio que hace la voz principal en el grupo.

Los juglares laguneros esperan que a partir del premio se consoliden algunos proyectos que han estado trabajando con Culturas Populares como la construcción de un museo o una escuela que permita multiplicar a nuevas generaciones esta tradición oral reconocida como patrimonio cultural mexicano, como lo ratificó la secretaria de Educación Josefina Vázquez Mota, durante la ceremonia de premiación en el Campo de Artes y Tradiciones Populares de la Ciudad de México.

"Una de la peticiones que le hicimos al presidente de la república es que nos apoyara en la construcción de un museo en Sapioriz, ya que conservamos muchos documentos, diplomas, registros de las presentaciones y recuerdos de lo que hemos recuperado a través de los años, llevando como bandera esta canción", agregó el músico, para quien uno de los principales triunfos es poder gritar con sus compañeros el orgullo de ser laguneros.

25 años después de que estos cuatro habitantes del Municipio de Sapioriz, decidieron mantener viva una herencia cultural, este reconocimiento les abrió una pequeña luz, para que la tradición que se encuentra en peligro de extinción, tome un nuevo respiro y no se convierta en uno más de los tesoros populares vivos que a diario son desplazados por los nuevos fenómenos culturales, hasta quedar únicamente en los libros de historia.

A pesar de que reconocidos artistas como Lila Downs y Juan Pablo Villa, han incluido temas cardenches como por ejemplo "Yo Ya Me Voy", en sus producciones discográficas, y los músicos laguneros manifiestan no recibir ningún tipo de regalías por ello, en parte porque las letras de este género son anónimas -algunas conservadas en originales escritos a mano- tampoco han sido entrevistados por otros músicos que han grabado cardenche en sus producciones, "nosotros no recibimos ningún apoyo de otros artistas, aunque sí nos da gusto que graben las canciones que interpretamos, porque así más personas conocen nuestro patrimonio cultural lagunero", manifestó don Fidel Elizalde García.

Gracias al canto cardenche hemos estado en muchas partes, y en todas hemos gritado orgullosamente que somos laguneros de corazón".

 FIDEL ELIZALDE

Un patrimonio cultural

Cardenche es el nombre de una cactácea propia de la geografía lagunera, planta cuyas espinas que penetran en la piel causan mucho dolor, y que lastima mucho más al intentar extraerlas por sus pequeños filamentos; razón por la que se considera que las canciones cardenches son compuestas e interpretadas con dramatismo.

Lo que se conoce como "Canto Cardenche", es la manifestación cultural catalogada por el INAH, como un género de la música popular mexicana, que se basa en la interpretación de canciones a capella, sin instrumentos musicales que apoyen rítmicamente la melodía, como sucede en el resto de la música popular mexicana. Originalmente quienes dieron vida a esta particular forma de expresión fueron los campesinos de Sapioriz, Durango y La Flor de Jimulco, Coahuila, en la Comarca Lagunera, aunque esta manifestación popular se presentó en varias rancherías laguneras.

La estructura musical de este canto a capella está basada en tres voces: primera, de arrastre y contralta. La tradición oral que actualmente se conoce ha sido transmitida de generación en generación. En la actualidad el grupo de laguneros que recibieron el Premio Nacional de Ciencias y Artes, son los últimos cantantes que mantienen vivo este género en peligro de perderse. En su rengión de origen también se conoce como canto de basurero, aboreñas o de cerca, ya que genuinamente los campesinos improvisaban estas canciones al término de su jornada laboral alrededor de la fogata y el sotol.