Celia Cruz
Recibí un E-mail preguntándome si no iba a escribir algo sobre Celia Cruz. No pensaba hacerlo porque no fui su fan por no ser seguidora de su tipo de música, no porque tenga nada en contra de esa manifestación musical, al contrario, es muy alegre y se puede bailar “muy sabroso” pero, lo confieso, no tengo ni un solo casete o disco de ella. Sin embargo, sí puedo decir que tenía una voz privilegiada y me gustaba escuchar cantar la melodía “Tu voz”, la cual, para mi gusto, interpretaba estupendamente.
De lo que sí puedo hablar es de su actitud en la vida, que yo creo fue auténtica, de acuerdo a lo que ella sentía. Fue una mujer que salió de Cuba siendo joven, dejando a sus padres allá en la isla, llevando siempre en su corazón la pena de la ausencia dolorosa por una familia y un país que ella quería entrañablemente, sin claudicar en su manera de pensar sobre el régimen totalitario que impuso Fidel Castro y con el que ella no estaba de acuerdo.
Por ser una persona famosa, tuvo la capacidad de externar por todo el mundo su rechazo a la dictadura, haciendo conciencia en las personas hacia el problema que están viviendo los cubanos.
A pesar de esa pena moral, ella fue una mujer alegre, al parecer muy simpática, siendo apreciada por todos aquéllos que la trataron, con una calidez muy especial que se veía en las entrevistas que le hicieron y los programas musicales donde aparecía.
El sacerdote que rezó sus exequias en Nueva York (cubano, por cierto) dijo en su sermón que los ángeles en el cielo ya no iban a seguir cantando cánticos gregorianos, sino que con la llegada de Celia Cruz iban a gritar: “¡¡¡¡Azúcar!!!!...”. Descanse en paz.
